Dos semanas para limpiar la cabeza y rearmarse futbolísticamente

Volver a ver el vaso medio lleno

9/11/2021 - 

ALICANTE. El Elche de Fran Escribá ha perdido uno de sus principales atributos: la seguridad defensiva.

De ser un equipo muy fiable atrás, capaz de estar en partido siempre con independencia del rival y el escenario, algo que ya era así el curso pasado, no obstante las apreturas clasificatorias, los franjiverdes han pasado a hacer demasiadas concesiones en defensa, especialmente en el último mes y medio de competición. 

Una involución de la que son fiel reflejo los resultados y que casi coincide con el momento en el que Escribá aparca la defensa de tres centrales e inicia el tránsito hacia un sistema más propicio para alguno de sus jugadores llamados a ser protagonistas, como puede ser el caso de Javier Pastore: con el 1-3-5-2 a los franjiverdes ya les costaba ganar partidos, pero es que con cuatro atrás (1-4-4-2 -con doble pivote o rombo en el centro del campo-, 1-4-2-3-1 o 1-4-1-4-1) les cuesta directamente empatar. 

La lista de errores groseros se ha alimentado casi desde la primera jornada (Kiko Casilla fue el encargado de inaugurarla con su salida en falso en el gol del Atlético de Madrid que le costó al Elche la derrota en el Wanda), pero es en los últimos seis partidos cuando ha crecido notablemente: Edgar Badía, que debutaba este domingo en el presente curso liguero, fue el último en hacer su aportación, pero antes también lo hicieron laterales y centrales (solo Diego González y Pedro Bigas se han mostrado regulares -en sentido positivo- hasta la fecha), por ejemplo.

Malas decisiones con y sin balón, errores en la marca, especialmente en acciones a balón parado, pérdidas de concentración... el Elche ha perdido lustre atrás hasta el punto de no ser capaz de lograr la victoria en un encuentro como visitante en el que anota dos goles. Adelantarse en el marcador, como hizo en el Visit Mallorca Estadi, tampoco garantiza victorias (solo ha logrado 2 triunfos en 13 jornadas y en 10 de ellas encajó como mínimo un gol), lo que refleja también cierta falta de oficio y eso que en ocasiones, como precisamente ocurrió el domingo, acabó el partido con un equipo ultradefensivo.

Pero ni todo son errores atrás (también hay aciertos: pocos se acuerdan del partidazo que hizo Kiko Casilla ante el Levante, gracias al que el equipo se fue al descanso con un 1-0 en los videomarcadores del estadio Martínez Valero), ni todos los errores son achacables a defensas y porteros: en el gol de Maffeo en Palma no falla en la marca un central o un lateral, lo hace Josan, y en los choques ante Villarreal o Rayo, los mediocentros tampoco anduvieron muy acertados en varios de los goles encajados. El técnico también tiene su cuota de responsabilidad y no solo con sus decisiones a lo largo de los partidos, también de entrada: con los tres centrales, la espalda de Mojica está mejor cubierta que cuando este juega como lateral y no carrilero y el centro de la zaga se compone de solo dos centrales. En el otro flanco de la defensa tampoco andan mejor las cosas, buena prueba de ello es la alternancia entre Helibelton y Barragán que está cerca de convertirse en un círculo vicioso. Y si ponemos el foco en el ataque, el gusto que le ha cogido Escribá a situar a Lucas Pérez y especialmente a Pastore en banda no contribuye a que estos ofrezcan su mejor versión. 

El fútbol es el juego del error, por lo que cuantos más cometes, más fácil es que el rival saque partido de ellos... Pero eso también funciona en sentido inverso: que se lo digan a Lucas Boyé, que no pierde oportunidad de sacar provecho de los fallos de los rivales, forzándolos o no. 

Y sí, es verdad que el Elche se asoma a la última 'ventana FIFA' de 2021 sumido en su peor momento de juego y resultados, hasta el punto de ocupar una de las plazas de descenso por primera vez en lo que llevamos de curso, pero restan tres cuartas partes del mismo y tiempo de sobra no ya para lograr la permanencia, también para conseguirla con holgura. 

El runrún sobre el futuro del técnico (que no olvidemos que parte del seno del club) y los debates en el entorno sobre la portería tampoco están ayudando a que reine la tranquilidad necesaria (Getafe y Levante han cambiado de entrenador y ahí está el resultado: siguen siendo los peores con diferencia). Ahora hay dos semanas por delante sin competición, que plantilla y cuerpo técnico deben aprovechar para limpiar la cabeza, rearmarse tanto futbolística como anímicamente, para llegar en la mejor disposición posible a la cita contra el Betis del día 21, con el objetivo de lograr una más que necesaria victoria que, muy probablemente, les permitiría salir del descenso y a todos (sin excepción) volver a ver el vaso medio lleno.

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