Vladimir Levyckyj empezó en la cocina en 1965. Y ahí sigue. Ha cocinado para embajadores franceses, diplomáticos en África, políticos galos de un signo u otro y celebridades de múltiples nacionalidades. Ahora imparte lecciones en gastronomía francesa desde Chez Wladimir, el restaurante que dirige junto a su mujer Oksana. Platos de manual de cocina desde el Ensanche de València, en la calle Conde Altea número 46.
Una vida en los fogones
«¿Mi historia? Jajajaja. ¡La historia!». Vladimir inicia la narración de su trayectoria dando saltos temporales. También muchas risotadas contagiosas. A veces no se le entiende en su español que comenzó a aprender en la Exposición Universal de Sevilla, donde estuvo trabajando, pero da igual. Con gestos y tiempos verbales imperfectos transmite lo que toca: una vida dedicada a la cocina. «Tengo 70 años, llevo 56 cocinando. Y no lo parece. ¿Sabes por qué? Porque si tú haces comida y cena sin productos químicos y bebes vino de calidad, estás bien. Yo no tengo colesterol, ni diabetes, ni he ido al hospital. Eso es lo más importante».
No hace falta preguntar mucho, porque él sabe qué contar. «Yo trabajo como antes. Una cocina cocina, no son cinco minutos. En mi casa no hay químicos, hay tiempos. El foie —señala el foie que ha dejado en la mesa, para hacer la entrevista bajo su aromática presencia— macera durante 24 horas. Lleva buenos productos, productos naturales. No hay químicos en el foie. Esto es la cocina como antes. Ahora es todo polvo. Yo no tengo polvos». No hay polvos, hay muchos apuntes vegetales. «Todo con hierbas», dice para referirse a la guarnición vegetal que acompaña los platos.