VALÈNCIA. Cuando el pasado 11 de mayo Vicent Marzà dimitió como conseller de Educación, Cultura y Deporte, periodistas y analistas lo interpretamos como el inicio de una carrera para erigirse en el líder espiritual de Compromís. Dar un pasito para atrás de cara a coger impulso para un gran salto. Apenas han pasado dos meses y la lectura parece, insisto, parece, que ha variado ligeramente.
Ese paso hacia atrás fue llamativo aunque no tan sorprendente, puesto que rumiaba esa decisión desde tiempo atrás. Compañeros suyos apuntan a que estaba bastante quemado, o mejor dicho, que el desgaste de llevar siete años al frente de Educación, Cutura y Deportes le había provocado esas quemaduras. Da igual. Lo tenía claro, quería dejarlo y lo consiguió. Pero al contrario de lo que los plumillas pudiéramos pensar, ese paso atrás no se acometió para posicionarse de cara a ser el cabeza de lista de Compromís a la Presidencia de la Generalitat sino, puede —o eso creen algunos— para liderar las listas al Congreso de los Diputados en enero de 2024.
No obstante, el día que explicó su renuncia, dejó claro que una candidatura a la Generalitat es una decisión que se debe tomar colectivamente. El colectivo. Manida referencia que se utilizó durante días en los momentos previos a la marcha de Mónica Oltra. La usaron Puig, Ribó, Baldoví y compañía. La decisión es personal pero bajo la reflexión colectiva. Pero si el individuo en cuestión no quiere, el colectivo tiene poco que hacer. Y Marzà parece no tener ambiciones desatadas. De aquí a unos meses, cuando Compromís articule sus complicadas listas electorales para las autonómicas, podrían pasar tantas cosas que, ahora mismo, nadie se atreve a hacer pronósticos, salvo off the record.
Si la Justicia exonera en tiempo y en forma a Mónica Oltra, su candidatura a las primarias estaría justificada. Ahora bien, de este duro proceso ha salido seriamente tocada, lo que puede provocar que el colectivo ponga el freno de mano a sus anhelos de que Oltra regrese al liderazgo para mantener los escaños que Compromís tiene en Les Corts. El colectivo —o ella misma— ha asimilado un poco mejor su situación.