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Unidad de Asistencia Social: el corazón de la Justicia

  • Foto: KIKE TABERNER

VALÈNCIA. La Justicia funciona, pero, como todo, tiene lagunas. Huecos que hasta ahora no se podían rellenar. El juez decano Pedro Viguer lo sabía y, a modo de despedida, ha dotado de un nuevo mecanismo a los juzgados de la capital del Turia para tratar de paliar ese déficit. La nueva Oficina de Unidad de Asistencia Social (UAS) del decanato es el último regalo que Viguer le ha hecho a la ciudadanía antes de dejar su puesto después de 12 años en manos de su compañero César Calvé.

La UAS ayuda a los ciudadanos que son derivados desde los juzgados o el servicio de información, y que necesitan asistencia o información de índole asistencia o social. La UAS va más allá de leyes y códigos. La UAS es el corazón de la Justicia.

Al frente de esta nueva unidad se encuentran dos mujeres, Eva Cortina y Nieves Barrejón. Ambas son trabajadoras sociales. Según sus propias palabras, la esencia de su trabajo es "poder dar orientación, información y asesoramiento. Nos preocupamos de la esencia y de saber qué hay en cada caso". Ellas llegan donde la Justicia pura y dura no puede llegar.

La idea de crear esta unidad la tuvo Viguer cuando descubrió la que existe, desde hace más de 40 años, en el Hospital Universitario La Fe que cuenta con cerca de 20 profesionales. Durante casi dos años estudió no solo aquella unidad sino como encajarla en la Ciudad de la Justicia y, lo más importante de todo, habló con la consellera de Justicia Gabriela Bravo. Ésta no dudó de la idea y apoyó a Viguer haciéndose cargo de la parte económica.

El día a día

Como ejemplo de su trabajo diario está el de una mujer que había sido denunciada por sus vecinos por no poder hacer frente a los gastos de la comunidad. El juzgado archivó la causa porque la deuda iba a nombre de sus padres. Tras ese archivo, sus vecinos querían interponer una segunda denuncia. El juez avisó a Eva y Nieves. Ambas se reunieron con la afectada y la ayudaron a conseguir una paga a la que tenía derecho. También hablaron con sus vecinos para evitar que iniciaran el contencioso mientras se tramitaba toda la parte social y, la mujer, conseguía unos ingresos que le permitieran hacer frente a la deuda. Sin llegar a ser un servicio de mediación, pues ya existe uno que funciona muy bien, estas dos mujeres encontraron una solución beneficiosa para ambas partes.

Entre sus funciones está la evitar que se inicien procedimientos innecesarios que colapsen, todavía más, unos juzgados de por sí sobresaturados. Desde el Servicio de Información (SIAC) les derivan casos que podrían solucionarse sin necesidad de acabar judicializados. En tres semanas han atendido a 54 personas.

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