La sincera declaración de intenciones del cocinero carcaxentí Àlex Vidal se llama Origen: su proyecto gastronómico, que ha nacido hace menos de tres meses, va de regresar a casa y al producto de proximidad, de volver a aquello de lo que nunca deberíamos haber renegado.
Después de un periplo de doce años fuera de la terreta -País Vasco, Singapur, Austria, Londres o Cataluña-, lo que supone un tercio de su vida, Àlex Vidal ha vuelto a casa para emprender con David Timor, amigo de la infancia y ahora socio, su propio proyecto. Origen es una apuesta valiente y consciente, meditada y reflexiva. Vieron más de treinta locales hasta dar con éste: lo que era una cochera, ahora es un espacio luminoso, diáfano e impoluto que transmite calma. La cocina está a la vista y el comensal puede deleitarse con el ritual de emplatado del cocinero, que practica con concentración y delicadeza.
En Origen, las mesas son de bosques sostenibles, la pintura es ecológica, las servilletas de Females Energy y las plantas que lo decoran, naturales. El cocinero carcaxentí habla de sostenibilidad también a nivel gastronómico, pero afortunadamente no desde el enfoque ya manido, sino con una coherencia que abruma. “O somos así o no podremos ser. Esto no va solo de comprar verdura o jabones ecológicos, sino también de que el equipo tenga un salario digno”, afirma tajantemente. El suyo lleva unas pocas semanas engranando, pero tanto cocina como sala ya funcionan como un reloj. Àlex imprime su filosofía a todo: “la gente me dice que ponga más mesas, pero yo quiero menos, ojalá pudiéramos librar 3 días”, justifica.