Este albergue está situado a diez minutos del pueblo medieval de Culla, declarado uno de los pueblos más bonitos de España, entre las silenciosas montañas de la comarca del Alt Maestrat. Para llegar aquí se necesita vehículo propio, concretamente sesenta minutos desde la estación de Castellón.
Podría parecer un trayecto largo si no fuese porque el mismo gerente, Óscar Traver, es quien recoge a los huéspedes que no disponen de coche. Carretera y risas, hay que subir más de 800 metros sobre el nivel del mar y cuando las curvas empiezan a notarse es cuando el corazón se acelera por adentrarse en un mundo que, sea como sea, no deja indiferente.
Los tres fundadores vieron en este edificio un proyecto para co-habitar. Según Óscar, “nace de tres personas que no querían vivir en la ciudad”. Habla de Anna, originaria de Les Useres, Lluis de Atzeneta y él mismo que es de Culla. Su visión de trabajar en el mundo digital no estaba reñida con querer vivir en el rural. Apostaron por un coliving que aunase el contraste de las ventajas de trabajar mirando a la pantalla del ordenador y levantar la vista para ver a través de la ventana las montañas de olivos y cerezos.