VALÈNCIA. De la destitución fulminante de la consellera de Agricultura y Transición Ecológica, Mireia Mollà, y la entrada en su lugar de Isaura Navarro se han desprendido numerosas lecturas e interpretaciones respecto a las consecuencias en el propio Gobierno valenciano y también sobre Compromís, la segunda pata del Botànic y a la que pertenecen ambas dirigentes, así como la autora de la decisión, la vicepresidenta del Consell, Aitana Mas.
Sin embargo, una de las circunstancias colaterales en la coalición valencianista que poco se ha mencionado es el balance resultante de todos los movimientos en la parte del Consell dirigida por Compromís a lo largo de la legislatura. La conclusión resulta cuando menos curiosa: el titular de Economía, Rafa Climent, es el único superviviente en el Ejecutivo de este partido de ambas legislaturas. Climent es, además, uno de los tres supervivientes del primer Consell del Botànic formado hace siete años y medio. Los otros son Ximo Puig y Gabriela Bravo.
"¿Quién se lo iba a decir a Rafa?", se preguntaba retóricamente este jueves algún dirigente del Consell no sin cierta ironía al comentar esta circunstancia. Los motivos son claros para los que siguen la política de forma diaria, aunque no para los últimos en incorporarse a la actualidad, puesto que la cartera de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo que dirige Climent hace mucho que no es el eje de ninguna polémica.
Ahora bien, en 2015, al inicio del Botànic I, precisamente ese departamento fue el epicentro de los mayores problemas de convivencia y de mestizaje entre PSPV y Compromís. La lucha de competencias relacionadas con el IVF, la mala relación entre Climent y la número dos situada por el PSPV, Mako Mira, o el problema de incompatibilidad por una gasolinera familiar de la directora general de Internacionalización, Mónica Cucarella, que terminó con su destitución, fueron algunos de los problemas que rodearon al conseller durante el primer año.