VALÈNCIA. La cortesía pública entre los partidos políticos cuando alguno de ellos se enfrenta a un proceso interno suele ser la tónica habitual. Las declaraciones se caracterizan por desear lo mejor al rival aunque a menudo teñido de una fina ironía. De hecho, el presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón, ha sido preguntado en varias ocasiones por el próximo congreso del PSPV-PSOE en el que se decide el sucesor de Ximo Puig: "Tengo por costumbre no interferir en los procesos internos o de renovación de otros partidos", señaló el pasado de diciembre o, esta misma semana, deseó "mucha suerte" a los socialistas valencianos para que de su proceso salga un partido de la oposición "con el que se pueda dialogar, avanzar y pactar".
Ahora bien, esto no significa que en la formación popular se desentiendan en absoluto del proceso de sucesión en el PSPV-PSOE. Obviamente, no es lo mismo tener en frente un líder que otro, dado que las estrategias a corto, medio y largo plazo pueden variar según el rival que se tenga enfrente. Así, aunque es cierto que la figura relevante es la del presidente de la Generalitat, dado que está mejor situado a la hora de marcar la agenda respecto al jefe de la oposición, también lo es que se producen ajustes tácticos y de discurso según el opositor político que se tenga enfrente.
Tras diversas conversaciones con distintos dirigentes populares, la sensación resultante es que el aspirante que más agrada -o conviene- al PPCV es el secretario provincial de Alicante, Alejandro Soler. Una de las principales razones es que el ahora diputado nacional es poco conocido en la ciudadanía y tendría dificultades para obtener visibilidad en los tres años -o menos- hasta las siguientes elecciones autonómicas. Es cierto que quizá pudiera ser designado en algún puesto institucional con mayor repercusión para darle un impulso, si bien esto quedaría en manos de la dirección federal del PSOE, que parece estar apostando por la ministra Diana Morant para liderar a los socialistas valencianos.