VALENCIA. La promotora de Puerto Mediterráneo se está empleando a fondo. Están haciendo cientos de llamadas a personas de Paterna para hacerles, según ellos, una encuesta, pero en realidad es una carta de presentación de Puerto Mediterráneo llena de falsedades para conseguir el apoyo social y así tener menos problemas para llevarlo adelante. El tema estrella que nos dicen desde el otro lado del teléfono es que creará mucho trabajo. Y claro, ¿quien no tiene un familiar, amigo, vecino... sin trabajo? O tal vez la misma persona a la que llaman... Cuando lo dicen con tanta seguridad, realmente es difícil no creerlo, pero se trata de una gran mentira.
Los macrocentros comerciales promovidos por grandes transnacionales, ubicados en las periferias urbanas, como es este caso, crean puestos de trabajo, pero muchos menos de los que destruyen. Y esto está estudiado. El efecto llamada de estos grandes centros, con un gran apoyo publicitario, hace que la gente los visite y deje de ir a otras zonas comerciales. Y no solo se resiente el pequeño comercio, sino también otros centros que pierden clientes por el efecto llamada del más grande, o del más nuevo... El hecho real es que la oferta de centros comerciales en Valencia está muy saturada, y el poder adquisitivo no aumenta.
Por tanto, Puerto Mediterráneo puede tener un efecto llamada que detraerá clientes del pequeño comercio y de otras grandes superficies. Está estudiado que por cada puesto de trabajo que crea una gran superficie se pierde uno y medio. Por tanto, es una falacia decir que se creará empleo. Hay que hablar de empleo neto, es decir, de aumento de los puestos de trabajo globales, pero aquí la promotora no quiere entrar.
Por otra parte, en Europa se está cuestionando la política de impulsar macrocentros comerciales y se vuelve a potenciar el comercio tradicional relocalizándolo en los barrios para humanizar las calles, los espacios públicos, para reducir la dependencia del coche y crear espacios de convivencia, para potenciar los espacios de ocio cerca de donde se vive... Este es un gran cambio que se está dando en Europa impulsado por los gobiernos locales y regionales, que refleja también un cambio de mentalidad de la ciudadanía.
Aquí, el modelo comercial que ha propiciado el Partido Popular en las últimas décadas ha sido el de amparar grandes lobbys empresariales que han ido instalando sus centros comerciales, con híper incluido, cerca de las grandes urbaciones, de manera que existe una gran saturación de este tipo de superficies comerciales. Pero parece que las cosas pueden cambiar. La peatonalización de la plaza de la Reina es un primer paso de la nueva administración que simboliza una apuesta por la ciudad amable, tranquila y no motorizada.
Si esta tendencia se generaliza, si también nuestros pueblos y ciudades apuestan por la peatonalización, por "amabilizar" nuestros espacios públicos, los centros comerciales perderán peso como opción. Por eso, es muy posible que si Puerto Mediterráneo abriera, sus promotores se llevaran un gran chasco; además, teniendo en cuenta que, según ellos, para que sea viable económicamente tendría que tener 77.000 visitantes al día, o sea 28 millones al año -10 millones más de DisneyWord en EEUU-, unas cifras completamente irreales.
Pero no tenemos ganas de saber qué pasaría con Puerto Mediterráneo, porque este macrocentro no se tiene que realizar. Porque no estamos hablando de otro Bonaire o de otro Parque Albán. Puerto Mediterráneo ocuparía 140 hectáreas, como 140 campos de fútbol. Una extensión doce veces más grande que Bonaire. Además de los perjuicios para el empleo y el comercio de proximidad, devastaría una gran zona forestal y rústica sobre la que hay solicitada una declaración de paraje natural municipal. Les invito a visitar sus pinadas, sus vistas, el barranco d'En Dolça que la atraviesa... Es un lugar precioso que se artificializaría para, posiblemente, funcionar a medio gas, como tantos otros centros de este tipo, pero que su construcción acabaría con un paisaje único en la zona que puede ser un magnífico espacio de esparcimiento de los pueblos próximos, e incluso de la ciudad de Valencia.
Puerto Mediterráneo fue impulsado por el Partido Popular y se acogió a un decreto urdido también por el PP para evitar la evaluación de impacto ambiental y que además suprimía la autonomía local en el planeamiento urbanístico. Tres días antes de irse, Isabel Bonig estampó su firma para que Puerto Mediterráneo siguiera su tramitación. Los informes favorables de los que tanto se jactan los promotores, hechos en la era PP y sin una visión sistémica del proyecto, pueden ser diferentes a partir de ahora, si se evalúan todos sus impactos, Por tanto, no está dicha la última palabra en este tema, ni mucho menos.
Esperamos que el nuevo Consell pare esta aberración. Aún se está a tiempo porque su paralización no supondría ninguna indemnización a los promotores. Ahora el Consell tendrá que demostrar si, en la linea del Acuerdo del Botánico, apuesta por el comercio de proximidad que dinamice y humanice nuestros pueblos y ciudades o prefiere seguir con el mismo modelo de macrocentros destructores del empleo y del territorio que nos alejan de la sostenibilidad social y ambiental.
* Cristina Domingo es portavoz Acció Ecologista - Agró