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el callejero

Alfonso Gil, el único periodista deportivo que ha cruzado la meta

  • Alfonso Gil. Foto: KIKE TABERNER

Alfonso Gil vive en el Ensanche y tiene un acento, no muy marcado, eso sí, indiscutiblemente valenciano. Pero sentado en la cafetería que hay debajo de la redacción de la Agencia EFE, en la Gran Vía Germanías, donde trabajó durante casi cuarenta años, un bar que dirige un chino diligente y muy sonriente, uno tiene la sensación de estar sentado delante de un periodista escocés o belga. Alfonso, pelirrojo y de ojos claros, viste con más intención que éxito unos zapatos negros con cordones, un pantalón tejano, una americana y una bufanda roja de cuadros. También parece más serio de lo que es. Aunque está contento porque se acaba de jubilar, un hecho insólito en la profesión. En su oficio, el de periodista deportivo, es inaudito encontrar alguien que llegue hasta el final, que tenga la oportunidad de alcanzar la jubilación cuando toca. Él lo ha conseguido por su profesionalidad y porque trabaja en una empresa semipública donde aún se respetan ciertos derechos, como el de hacerte mayor, que no significa otra cosa que tener más de cincuenta años y mucha experiencia en el zurrón.

Su despedida conjuntó mejor que su atuendo. Los periodistas de agencia son tipos sin el ego de otros periodistas. Sus informaciones son asépticas y carentes de adorno, y así, sin darse cuenta, se forja también su carácter. Por eso Alfonso prefirió marcharse de EFE sin hacer mucho ruido. Antes de apagar el ordenador cubrió, por la televisión -así son los nuevos tiempos-, su último partido de fútbol: "Un apasionante Villarreal B-Las Palmas, una despedida llena glamour". Antes había entrado en Mestalla por última vez. "Fue el Valencia-Barça en el que Lewandowski marcó el 0-1 en el último minuto. Vamos, que no tuve la despedida soñada...". Su último teletipo lo dejó preparado para el nuevo año: '2023, Mestalla cumple cien años'. El día de la Lotería, el 22 de diciembre, hizo la faena rutinaria de cada jornada y se marchó.

Se marchó para siempre, pero no es algo que le dé vértigo. Alfonso también es escritor y está rumiando dos o tres proyectos para ver si puede embarcarse de nuevo en la literatura. Otro oficio, el de escritor, que también viene condicionado por su paso por la Agencia EFE. "A mí me cuesta mucho utilizar adjetivos", reconoce. También quiere tomar algo de distancia con Mestalla. Su planteamiento de nuevo jubilado es que el fútbol no marque su agenda. Y si tiene previsto irse con su mujer y sus tres hijos de viaje y viene el Real Madrid, pues que le den al Madrid.

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