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solo se vive dos veces

No hay tiempo para morir, un Vesper en Bouet 

Bond está de vuelta y con él, el Vesper. En realidad, no puede volver algo que nunca se fue, porque los clásicos, y Vive Dios (& Her Majesty the Queen) que el Vesper lo es, son atemporales.

El Vesper, que fue ideado por Ivar Bryce y difundido por la pluma de su gran amigo Ian Fleming en Casino Royale (1953) se compone de tres partes de ginebra, una de vodka y media de Kina Lillet, agitado en hielo y servido con un twist de limón. Un pelotazo en toda regla. Duro como un crochet de derecha. Seco como el viento del desierto. Frío como el corazón de tu ex.

Sin duda, el Vesper de El Bouet, respeta a la perfección la receta original: Ginebra Gordon’s de importación 37º, Lillet Blanc (la versión Kina Lillet desapareció hace años y fue sustituida por un licor más almibarado, para un punto amargo sirve la angostura, el Cocchi o el Salers) y Vodka Smirnoff, de grano, no de patata. Que en Bouet se come fetén no es ningún secreto, que se bebe de diez, tampoco debería serlo.

Aún recuerdo la primera vez que fuimos al primer Bouet, hace unos 9 años, recomendados por Ricardo Gadea (que luce el sartorial mejor que Sean Connery): “Nenes, en la calle Puerto Rico hay un sitio que cocina unos platos con una sensibilidad, un descaro y un picante como no se han visto en esta ciudad”. Éramos 8 y casi llenamos el local. Pidió Nacho. El vino lo elegí yo. Deberíamos haber pedido cocktails. Entonces era una osadía.

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