VALÈNCIA. El puesto de jefe de Gabinete es sin duda uno de los cargos de mayor responsabilidad en cualquier administración. Una mezcla de funciones entre las que cohabita el control de la agenda, el manejo de todos los asuntos de gestión o las reuniones de cobertura en las que el máximo responsable político no puede -o quiere- estar presente, son algunas de las tareas que corresponden a estos puestos de confianza. Según el caso, estos gestores llegan a convertirse no solo en la mano derecha del dirigente político para el que trabajan, sino en una prolongación del mismo con mando en plaza.
Ahora bien, no es un camino de rosas. O al menos en algunos casos, el desgaste, la presión, la responsabilidad y el volumen de trabajo convierten estos puestos de trabajo en exigentes pruebas para los que los ostentas. Un reto eso sí, a razón de unos 50.000 euros brutos anuales.
Prueba de que el -para muchos- aliciente económico no es suficiente es la imposibilidad de encontrar jefes de Gabinete que hayan resistido mucho tiempo en el Gobierno valenciano desde la alianza del Botànic sellada en 2015. Bien es cierto que algunos encontraron otras ofertas de trabajo superiores al menos igualmente atractivas, pero otros simplemente prefirieron abandonar la montaña rusa de la Administración.
De hecho, a día de hoy, el único jefe de Gabinete que permanece en el cargo desde junio de 2015 es Miquel Real, mano derecha de Mónica Oltra en la Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas. En la otra orilla, varios departamentos han tenido hasta seis cambios en el puesto en apenas cinco años, como ha ocurrido en el área de Justicia que lidera Gabriela Bravo.
Durante este verano, tal y como avanzó Valencia Plaza en ambos casos, dos consellerias se han quedado sin jefe de Gabinete. En julio fue Alberto Muiños, quien ostentaba el cargo en Justicia y dijo adiós al recibir una oferta de asesor en la Presidencia del nuevo gobierno en la República Dominicana. Un mes después, decía adiós su homólogo en Sanidad, José Martínez Rubio, para asumir la plaza obtenida como ayudante a doctor en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universitat de València.
No eran los primeros que pasaban por allí. En el caso de Sanidad, Martínez Rubio sustituyó a Trinidad Amorós en 2019 -que se marchó para ser concejal en Alicante-, si bien previamente ella había relevado a Carlos Macía cuando se marchó siguiendo a Carmen Montón al Ministerio de Sanidad. Ahora, todo apunta a que el puesto será para Jaime Peris, que venía actuando como asesor en el departamento.