VALÈNCIA. El caqui atraviesa uno de sus momentos más delicados. El aumento de los costes de producción y la caída abrupta de la cosecha han propiciado la falta de rentabilidad de la fruta, una tendencia que viene desde hace años y que preocupa a los profesionales del sector agrícola. Ahora, luchan para poner en valor este producto local y conseguir herramientas que garanticen su supervivencia.
El responsable de la sectorial del caqui de La Unió Llauradora, Daniel Carbonell, afirma que en un año normal se producen 400.000 toneladas en la Comunitat Valenciana, mientras que este 2022 no tienen la certeza de si se llegará a las 200.000. Por su parte, el vicepresidente de AVA-ASAJA, Bernardo Ferrer, estima una pérdida del 65% de la cosecha. Unas malas cifras derivadas en gran parte de las condiciones climáticas -las heladas tardías de primavera- y la falta de medios para hacer frente a las plagas, como el cotonet o la negrilla.