Valencia Plaza

¡De qué bars, nano!

Los Mochuelos

Exterior día. Airada conversación telefónica.

- ¡Meredith! Cervecería Juan está cerrado, abren a la una y media. ¿Por qué no me has dicho nada?

- Se lo dije anoche señor, pero usted llegó con una merla bastante importante. Cuando le dije que el bar iba a estar cerrado usted me respondió que no maldecía su suerte, porque minero nació, y yo pensé que era mejor dejarle dormir.

- Ya, bueno, sí. Suena como algo que yo diría. No pasa nada, buscaremos otro sitio, gracias.

- No hay de qué, señor.

Así que allí estaba yo. Había citado a tres colegas en la puerta de un bar que abría dos horas después, y no tenía dónde ir.

- Oye, hay que abortar misión. ¿Sabéis de algún sitio guapo por aquí cerca?

- Hombre nano...¿No te acuerdas de Los Mochuelos? El bar aquel en el que almorzábamos cuando lo del curso de socorrismo. Está a diez minutos. Tenían cerveza helada y rudos bocadillos. Además ponen olivas y cacaos.

- Dios te bendiga, es cierto. Vamos para allá.

Tardamos ocho minutos y medio.

Los Mochuelos está en una perpendicular de la calle Leones, que según a que hora puede parecer Kosovo en un día malo.

Entramos. Escáner visual. Es hora punta de almuerzos y frente a la barra hay tres señores con mono azul, petándose unos bocatas tamaño Yorkshire. En la mesa frente a ellos, hay una botella de vino tinto de la casa en cuya etiqueta pone "tinto de la casa". En la pared, tienes plastificadas y en varios idiomas las cartas con las tapas. Por supuesto, el nombre del bar en Comic Sans, signo inequívoco de diseñador muy crack, y cocina casera.

El camarero es uno de esos tipos cachondos que enseguida te dan bola, así que cuando se acercó a la mesa, retomé la clásica pregunta.

- Bueno ¿Cuál es el super hit del bar?

- El hit de las grandes leyendas son sin duda los escombros.

- El nombre ya mola. ¿Qué son los escombros?

- Son chipironcitos rebozados.

- Hombre, por favor, uno de esos. Y luego ya pues unas bravas y tal y vamos viendo.

- Okey figura.

- Máquina.

- Titán. 

Mientras llegan los escombros, os comento un poquito lo de la decoración que es interesante. El bar en sí tiene decoración de bar, tragaperras, barra y todo lo canónico, pero al mirar a la pared hay como unas vitrinas con mogollones de figuritas de mochuelos. Hondonadas de mochuelos, galaxias de mochuelos que se extienden hasta donde alcanza la vista. Dile mochuelo, dile búho o lechuza, tampoco me voy a poner exquisito, pero que vamos, que tienen un huevo ahí. Es un poco el leitmotiv del bar.

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