VALÈNCIA. Lo que antes del 29 de octubre resultaba un trámite nimio o una preocupación poco relevante, ahora puede convertirse en objeto de reflexión y estudio. Ya sea un post o reel en redes sociales, el lugar elegido para una convocatoria pública o un canutazo cualquiera ante los medios de comunicación, algo que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, solía hacer con soltura y desparpajo, debe cuidarse ahora con mayor diligencia.
Este es el sensible cambio de paradigma que atraviesa el jefe del Consell y también líder del PPCV tras la trágica Dana que costó la vida a 223 personas. El abrasador y exigente foco mediático, tanto en el ámbito autonómico como en el nacional -e incluso en ocasiones internacional-, sigue posado de forma fija en la plaza de Manises, sede del Palau de la Generalitat, lo que obliga a controlar de forma minuciosa cualquier situación o contingencia a la que se enfrente el presidente.
Pero el ojo mediático no es el único que vigila a Mazón. También lo hace la dirección nacional del PP encabezada por Alberto Núñez Feijóo. El presidente de la Generalitat, ya lo dijo, no va a dimitir: fía su futuro político e incluso una hipotética reedición de su candidatura a su buen hacer y liderazgo en la tarea de reconstrucción. La pregunta que podría formularse cualquiera es: "¿Bajo qué critrerio y la opinión de quién se medirá eso? En este caso, la respuesta apunta a ser la siguiente: "Según los sondeos, los procesos judiciales abiertos y las impresiones de la dirección nacional del PP".