VALÈNCIA. Isa Lozano (València, 1974) se encuentra ahora mismo al frente de la concejalía de Vivienda y Bienestar Social del Ayuntamiento de València. A su juicio, dos de los principales retos a los que se enfrenta en estos momentos la ciudad. Y es que, la crisis del coronavirus ha azotado con fuerza a todas las patas de la sociedad y ha dejado en situación de vulnerabilidad a muchas familias que hasta el momento sí eran autosuficientes: "2020 fue un reto para nosotros porque nunca se habían gestionado tantas ayudas", relata la responsable del área. "Sin embargo, lo conseguimos".
Pero si hay un tema que ahora mismo ocupe el centro del debate, ese es la vivienda: "Uno de los mayores problemas que estamos viviendo ahora mismo es la especulación de los fondos de inversión, que están comprando de manera desaforada en muchos barrios de la ciudad y dejando a personas sin hogar, cuando son zonas que a priori no tienen interés turístico ni alto rendimiento de alquiler", denuncia Lozano durante su entrevista con Valencia Plaza. En este sentido, una de sus principales preocupaciones es la regulación del mercado para evitar los grandes procesos de especulación, aunque también pone el foco en la movilización de la oferta por parte de los pequeños propietarios.
"Tenemos que incentivar que la gente quiera poner su vivienda en alquiler. La oferta pública no es suficiente para atender toda la demanda y además ciertas campañas publicitarias no hacen más que generar un miedo que es totalmente falso. A que te ocupen la vivienda, a que no la puedas recuperar. Y todo eso es mentira, el 95% de los alquileres son satisfactorios", recalca. Y es que, el lento proceso de ampliación del parque público obliga a exprimir al máximo la oferta privada. Sobre este y otros temas habla Isa Lozano en el encuentro.
- La crisis del coronavirus ha acentuado las dificultades para acceder a una vivienda. Sin ir más lejos, las últimas cifras apuntan a que en 2021 solicitaron un alquiler social más de 500 nuevas familias. ¿Puede el Ayuntamiento hacer frente a esta situación?
- Nosotros tenemos ahora mismo en el registro de alquiler general a unas 2.000 familias apuntadas, y luego otras 630 para alquiler asequible. El alquiler social es más complejo porque atiende las situaciones de mayor necesidad, y por lo tanto lleva todo un proceso de intervención para valorar el perfil de los solicitantes. Luego, el alquiler asequible es mucho más sencillo porque va dirigido a colectivos con unos ingresos mínimos pero que aun así tienen dificultades para acceder a la vivienda, como por ejemplo los jóvenes. Pero en su caso es simplemente comprobar unos ingresos mínimos y máximos. Hacemos lo que podemos con los recursos que tenemos.
- Exactamente, ¿cuánta vivienda social tiene ahora mismo el Ayuntamiento bajo su gestión?
- Ahora mismo tenemos 130 viviendas sociales, que cuando llegamos solo había 90. Las de alquiler asequible se empezaron a poner en marcha en 2020, y tenemos 29, la mayoría en el Cabanyal.
- En este año de crisis, también se ha notado un aumento considerable de las ayudas relacionadas con el pago del alquiler.
DURANTE MUCHOS AÑOS LAS ADMINISTRACIONES NO han generado POLÍTICAS SERIAS DE VIVIENDA, Y afrontar ahora EL PROBLEMA ES COMPLICADO
- En 2020 ha habido un incremento muy importante de las solicitudes, y hemos atendido cuestiones diversas: cubrir hasta el 40% de la mensualidad, pago de suministros, gastos de entrada como la fianza... Pero, en realidad, lo que se ha disparado es el pago de deudas, porque hay muchas familias que antes eran autosuficientes y que ahora han perdido el empleo por culpa de la pandemia. Además, este año hemos creado la Oficina del Derecho a la Vivienda, que ejerce de intermediación en caso de conflicto como por ejemplo desahucios. Cuenta con siete profesionales y se han atendido más de 100 familias. En números, este año hemos atendido 931 solicitudes.
- Las ayudas se han incrementado y atendido, pero lo que sigue atascado es el acceso a las viviendas públicas que maneja el Ayuntamiento de València...
- Claro, ese es otro concepto. Nosotros podemos apoyar con ayudas, pero es cierto que el parque público de vivienda no da para atender toda la necesidad que hay de alquiler público. Pero aquí podemos hacer una reflexión mucho más profunda: las administraciones públicas durante muchos años no han generado políticas serias de vivienda porque no era algo que les preocupara, y ahora intentar paliar todo eso es muy complicado, porque tú no puedes crear un parque público de la noche a la mañana. Son proyectos a medio y largo plazo.
Las ayudas son como una tirita, para poder ir curando una herida que realmente es mucho más grande y más profunda. Por suerte este año hemos incorporado ocho nuevas viviendas al parque público que irán directamente para alquiler social, y luego también esperamos poder adquirir más a través del derecho de tanteo y retracto, pero es un goteo.
- ¿Y qué sucede mientras las administraciones amplían el parque público?
- Pues precisamente uno de los mayores problemas que estamos viviendo ahora es la especulación de los fondos de inversión, que están comprando de manera desaforada en muchos barrios de la ciudad y dejando a personas sin hogar, cuando a priori esos barrios no tienen interés turístico ni alto rendimiento para el alquiler. Todo eso provoca más presión sobre la vivienda que obviamente la administración no puede atender solo con el parque público, que además crece a un ritmo muy lento y no abarca la demanda real.
Lo que tenemos que hacer, por ejemplo, es implantar mecanismos para evitar esas prácticas abusivas y garantizar el acceso a un derecho social como es la vivienda.
- Y si, como decía, las ayudas no son suficiente, ¿quiere decir eso que ha llegado el momento de pasar a medidas más ambiciosas en materia de vivienda?
- Las ayudas son sistemas de contención, tiritas que le ponemos al sistema. Pero el verdadero problema es la falta de oferta en el mercado del alquiler, especialmente privada. Y eso es por las prácticas de algunas empresas, sí, pero también porque los pequeños propietarios tienen miedo. Estamos viendo que determinadas campañas publicitarias llevan a la gente a pensar que en el momento en el que alquilen su vivienda se la van a okupar, destrozar o no pagar, o que luego va a ser imposible recuperarla. Y eso no es así. Yo tengo una relación muy estrecha con la Federación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana y siempre dicen que el 95% de los alquileres son satisfactorios, pero el clima de miedo ya se ha creado.
Alquilar una vivienda en el sector privado se ha convertido en un proceso imposible, casi que solo puedes hacerlo si eres funcionario
Esto lleva a que las personas no quieran sacar sus viviendas al mercado del alquiler, a que prefieran tenerlas vacías y en deterioro antes de sacarles rendimiento. Eso por una parte. Y por la otra, es que ahora alquilar una vivienda se ha convertido en un proceso de selección casi imposible. En la oferta privada, prácticamente solo puedes alquilar si eres funcionario. Por ejemplo, la gente con Renta Valenciana de Inclusión lo tiene imposible, lo cual no tiene sentido porque son personas con unos ingresos fijos y una estabilidad garantizada.
- Ante esta falta de iniciativa dentro del sector privado, ¿está València preparada para políticas de regulación en los precios del alquiler? ¿Podría esto desincentivar todavía más la salida al mercado?
- Yo creo que sí que lo está. Si como Ayuntamiento recibimos la competencia y vemos que determinadas zonas están tensionadas a nivel de precios, ¿por qué no? Es otra de las muchas tiritas que podemos poner para solucionar el problema de la vivienda, uno de los más grandes que tiene ahora mismo España.
De todos modos, nosotros como administración también queremos hacer nuestra parte y estamos avanzando en políticas que nos permitirán poner en marcha vivienda pública. Por ejemplo, vamos a poner a disposición de la conselleria cuatro parcelas para sacar una convocatoria de derecho de cesión, que es que nosotros no perdemos la titularidad del suelo pero cedemos un determinado número de años para que una promotora construya y luego explote con unos precios tasados y mayor accesibilidad para familias con pocos recursos.
- ¿Pero establecer topes sobre los precios del alquiler no podría desincentivar la salida al mercado de viviendas?
- Claro, también. Es un tema muy delicado y cada vez que tocas un factor estás incidiendo en otro. Pero yo creo que sí que debería intentarse a la larga, sobre todo en zonas donde el precio está totalmente desbocado. Después de todo, aquí vemos que el mercado está impidiendo el acceso a un derecho fundamental y como tal debemos intervenir para protegerlo.