VALÈNCIA. El túnel pasante de València pretende ser un revulsivo en la red del transporte público del Cap i Casal con la construcción de nuevas estaciones en la Avenida de Aragón y en la zona universitaria -bien en la V-21, bien en la Avenida de Tarongers- y el rediseño de la red de Cercanías que conllevará. Y más allá de la alternativa que elija el Ministerio de Transportes de las que hay sobre la mesa -una favorita-, lo cierto es que la nueva infraestructura supondrá "una mejora de gran magnitud del transporte público con un sensible impacto positivo en la demanda, tanto de Cercanías, como de otros modos gracias al efecto red propiciado", explica la consultora Idom en sus informes.
El estudio de demanda para el túnel pasante elaborado por los técnicos concluye que esta actuación está completamente justificada y calcula que en 2027 generaría "un mínimo de 32.000 nuevos viajeros" debido "sólo al nuevo esquema de Cercanías". De hecho, explica la consultora en sus conclusiones finales, casi la mitad de los nuevos usuarios del transporte público -cerca de 15.600- corresponderían precisamente al servicio de Cercanías de Valencia.
El análisis detallado tiene en cuenta todo tipo de variables para sus predicciones: demográficas, geográficas, laborales, educativas, urbanísticas y de movilidad. En la actualidad, se calcula que más de 24.000 personas del área metropolitana de Valencia se desplazan hacia el entorno de las futuras estaciones de Aragón y Universidades. La mayoría gente joven y dos tercios de los trayectos se hacen en vehículo privado. Un porcentaje, este último, que podría rebajar sensiblemente la existencia del futuro túnel pasante al facilitar el acceso a estas zonas mediante Cercanías.