VALÈNCIA. El PSPV-PSOE ha atravesado una semana algo extraña en el ámbito interno. Tras un mes de junio en cierto modo intenso desde el punto de vista orgánico por las discrepancias entre el secretario general del PSPV de Valencia y portavoz en la Diputación, Carlos Fernández Bielsa, y el entorno de la líder del partido, la ministra Diana Morant, los socialistas valencianos parecían acercarse al parón estival en un clima más tranquilo. Más aún, la ruptura de los gobiernos autonómicos propiciada por Vox, dejaba la oportunidad al PSPV de tomar la iniciativa en el debate público exigiendo al presidente del PPCV, Carlos Mazón, que ordenara a su vez el fin de los pactos municipales con el partido de Santiago Abascal y rectificara algunas de las iniciativas legislativas polémicas aprobadas junto a Vox, como la Ley de Concordia.
No obstante, Fernández Bielsa convocó el pasado miércoles a los medios a un desayuno informativo en el que puso sobre la mesa la posibilidad de ofertar un acuerdo de estabilidad al PP en la Diputación de Valencia para que dejara de depender de los votos de Vox. Una maniobra que difería de la que públicamente estaba adoptando, no sólo Diana Morant y el PSPV, sino también La Moncloa y la dirección federal del partido situada en la madrileña calle de Ferraz. El malestar en el entorno de la líder de los socialistas valencianos era patente, aunque en las siguientes horas se hicieron esfuerzos por no evidenciar una crisis abierta.