VALÈNCIA. El 14 de julio de 2023 será recordado con gran alborozo por el PPCV y por el PSPV-PSOE como un viernes negro. Una jornada en la que la formación socialista perdió la última gran institución que podía alcanzar en la Comunitat Valenciana tras las elecciones autonómicas y locales. Un día que, tal vez incluso, haya contribuido decisivamente a cambiar la historia a medio plazo de la fuerza política del puño y la rosa en el ámbito autonómico. ¿Exageración? El tiempo lo dirá.
Las tres fuerzas progresistas con representación en la Diputación -PSPV, Compromís y Ens Uneix- llegaban al pleno de constitución de este viernes sin un acuerdo sobre quién debía presidir la entidad. Los dos primeros, con 12 y 3 diputados respectivamente, habían pactado el respaldo para que el líder provincial de los socialistas valencianos, Carlos Fernández Bielsa, ostentara la vara de mando. Sin embargo, Ens Uneix, partido encabezado por el alcalde de Ontinyent y exdirigente del PSPV, Jorge Rodríguez, había roto las negociaciones días atrás reclamando el voto para su única representante, Natàlia Enguix, cuyo voto era decisivo para inclinar la balanza.