Xics, hoy os traigo uno de esos bares que nunca serán la reina del baile, pero que son el chico tímido que nos llevará a casa cuando el quarterback intente propasarse. Obviamente hablo del Trébol.
Un bar que ya estaba ahí cuando Chelo García Cortés tuvo noche de amor con Bárbara Rey, puede que incluso antes. Sin una puta tilde en TrÉbol, pero sí en cervecerÍa, como diciendo... las tengo pero las pongo donde quiero, desafiante. Yo tiraba mucho de él cuando salíamos por el Cedro, es un bar muy típico de previa de concierto. Cero Instagram, cero cuqui. Si parece un bar, anda como un bar y tiene comida de bar, probablemente sea el Trébol. Barra de aluminio, máquina de tabaco, expositor cargadito, sobaos ultraprocesados con su celofán, yeah. Tiene un cuadro de la iglesia de Santa Catalina, azul, como el mar azul, y un escudo del Valencia de madera muy mítico. ¿A nadie se le ha ocurrido montar una ruta por bares, pero en vez de a comer, a ver cosas pop? Tipo el Jesulín del Alhambra, o el pinball del Jomi. Es una idea de negocio, la estoy regalando y estoy perdiendo pasta.