Un día regresando desde el parque central para acortar camino a casa entramos por la calle Puerto Rico, y nada más cruzar la esquina con la calle Filipinas descubrimos con sorpresa, que casi escondido, en el bajo de un edificio de Russafa, sin ninguna ostentación había un café-restaurante vegano, que sin duda estaba dispuesta a explorar.
El propietario del café Madrigal es Wilhelm Kuchenreuther, un alemán que lleva tiempo afincado en Valencia y que se inspiró a la hora de abrirlo en uno de sus libros favoritos “Historias de San Francisco”, del escritor Armistead Maupin, que transcurre en Barbary Lane nº 28, un complejo de apartamentos que reunió a un conjunto especial de personas en la comunidad LGBTQ + de San Francisco.
En la novela, Anna Madrigal —la casera— es una mujer trans que vive su vida a su manera, cultiva marihuana en el patio trasero y abre sus puertas a cualquier persona que necesite un lugar para quedarse. El escritor Maupin acuñó el término ‘familia lógica’ frente a la familia biológica definiéndola como el lugar “donde te sientes seguro, y donde eres amado incondicionalmente”.
Esta es la filosofía que Wilhelm le ha dado al Café Madrigal. En sus propias palabras: “Anna Madrigal, la madre de tod@s representa en mi restaurante la mezcla de caracteres que somos entre clientes, y equipo, un refugio”