Barcelona es para el verano. Y para el invierno, el otoño y la primavera. Pero es la época estival una de la que mejor le sienta. Y no, aunque muchos lo pensaban, la ciudad no estaba muerta. Estaba en letargo, dormida a la espera de volver a renacer tras unos años complicados. La ciudad Condal alza el vuelo de nuevo y nos vapulea solo como ella sabe. Es hora de volver.
Una de las grandes aperturas de la ciudad ha sido el nuevo hotel The Hoxton en Poblenou. El barrio que antaño acogía fábricas de textiles, está en plena ebullición, tanto que los creadores de la marca, ven en él un Shoreditch a la barcelonesa. Y es que no podía ir mejor, este hotel, en este barrio.
Han llegado a lo grande, con 240 habitaciones, convirtiéndose en el más extenso de la cadena. Todas ellas destilan Mediterráneo con suelos de terracota, tapices inspirados en la arquitectura del Poble Nou y unas vistas envidiables sobre la ciudad. Pero hay más, porque se rigen bajo un lema “todo lo que necesitas y nada de lo que no necesitas”. No encontrarás un mini bar atiborrado hasta los topes, solo té, café de Three Marks Coffee, agua y leche. ¿Quieres un refresco, unas papas o un snack? Lo puedes adquirir en recepción a precios más que razonables. Que también puedes comprarte allí una prenda de ropa de Brava, unos chocolates de Lot o la cosmética natural de Rowse, firmas con las que el hotel colabora.