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VAL SPACE CONSORTIUM

Así se escribe la biblia de la radiofrecuencia espacial

  • Puerta de acceso a Val Space Consortium en la Universitat de Valènica (KIKE TABERNER)

VALÈNCIA.- Dicen que de los errores se aprende pero, según en qué situaciones, no hay margen para dar rienda suelta a este mantra. Y esto lo tienen grabado a fuego en el sector espacial, donde un fallo en los componentes de un satélite puede tirar por tierra una misión millonaria, algo que a pesar de los avances todavía sucede cuando no se han tomado las debidas precauciones. Movimientos que deben reducir a la mínima expresión el margen de error y en los que se debe analizar al milímetro las herramientas a bordo, para que el cometido de dicha operación no se vaya al traste y se pierdan cantidades ingentes de dinero y años de trabajo.

Entre las crisis más recientes, la pérdida el pasado año del cohete Vega, enmarcado en la misión española Ingenio. En esta ocasión, las conexiones incorrectas en un sistema de control del cohete junto a una serie de fallos en las revisiones posteriores llevaron a su pérdida. Una operación que ascendía a 200 millones de euros y con doce años de trabajo a la espalda. En este marco de supervisión y comprobación, especializado al nivel de la precisión que se necesita en la industria aeroespacial, València tiene un papel esencial, concretamente en el área de los satélites. 

Y es que, oculto en la Universitat Politècnica (UPV) y la Universitat de València (UV), se encuentra el Val Space Consortium, un consorcio espacial made in Valencia puntero a nivel mundial en alta potencia en radiofrecuencia. Un equipo de más de una decena de especialistas inmerso en comprobar y revisar que los componentes de telecomunicación incorporados en los satélites funcionan de forma correcta y pueden transmitir a la Tierra toda la información captada en el exterior. 

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