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¡Arde París!: Las casualidades no existen (dedicado a mi amiga A.)

  • Edgar Morin, miembro de honor del Consejo Consultivo de la Fundación ACM. Foto: ALBERTO ESTÉVEZ/EFE 

Las casualidades no existen. Fue en Túnez, en el II encuentro anual de la Asamblea de Ciudadanos del Mediterráneo (ACM), en 2011, cuando terminé bailando con Edgar Morin, a sus 90 años y con una vitalidad digna de encomio. El filósofo francés, miembro de honor del Consejo Consultivo de la Fundación ACM, me viene a la memoria tras reencontrármelo en su twitter, donde sigue activo. “Hay de todo en los ‘chalecos amarillos’, granjeros, camioneros, comerciantes, jubilados, jóvenes, amas de casa, asalariados, furiosos, pacíficos fachas, anarcas, una muestra perfecta de nuestra gente. ¡Qué!”, dice en los 140 caracteres que le permite esta red social. Puede ser una respuesta, pero no es “la” respuesta. 

Tanteo a Vicent Garcés, ex eurodiputado socialista y presidente de la Fundación ACM, recién llegado de París. “Los compañeros franceses de ACM tienen tres cosas claras: es un movimiento popular que parece espontáneo, ha nacido por los recientes recortes de Macron y no tiene una cabeza visible ni una estructura organizada”. En la prensa francesa coinciden en estos tres puntos, señalando incluso algunos pseudo-interlocutores, mediadores o comunicadores que van apareciendo en las redes arrogándose cierta representación y desapareciendo al día siguiente. Me recuerda el movimiento de la Primavera Árabe en el Magreb, que acabó derrocando los gobiernos de Egipto, Libia y Túnez, y desestabilizando el Mediterráneo. Dijeron que este movimiento popular nació en las redes. ¿Justo en unos países con una importante brecha digital? Las casualidades no existen. 

Entre los pseudo-interlocutores de los gilets jaunes o “chalecos amarillos” -que vaya causalidad con el color…-, hay una mujer que pedía firmas en internet contra la subida del carburante desde la primavera pasada. Porque ésta ha sido la razón principal esgrimida para que el pueblo francés salga a la calle, tras el anuncio por parte de su gobierno de la enésima subida de la gasolina para pagar la transición ecológica, es decir, para maquillar de verde un impuesto que no ha parado de subir en ocho meses. Fue en mayo cuando esta mujer joven, que tiene una tienda de cosméticos on-line desde el año pasado, publicó la petición. Pero no fue hasta noviembre cuando se multiplicaron las firmas exponencialmente, junto con las protestas en las calles de Francia. Priscilla Ludosky trabajó anteriormente durante 11 años en el departamento digital de la web del banco BNP Paribas. Las casualidades no existen. 

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