El centro de València no es una plaza fácil. Abundan las franquicias, los grupos de adolescentes moviéndose con lentitud hacia una hamburguesa o un preparado lácteo con toppings y azúcar. Los turistas, que resurgen tímidamente, también influyen en la configuración de la oferta gastronómica de un distrito. Y los viandantes, cargados con bolsas, que no tienen como objetivo principal picar algo. Pero ahí está —en la calle Calle Martinez Cubells, 6 (en el centro del centro)— Alenar Bodega Mediterránea.
«Nuestra pasión es la gastronomía y cada vez que terminábamos comiendo por el centro siempre terminábamos decepcionados por la ausencia de una propuesta honesta y genuinamente de la “terreta” entre tanta franquicia o propuestas atrapa-turistas. Extrañábamos una propuesta fácil de encontrar en otros barrios de la ciudad en establecimientos que admiramos/amamos como Casa Montaña en el Cabanyal, La Cooperativa del Mar en Ruzafa o por ejemplo en lugares emblemáticos de La Marina Alta como Casa Benjamín en Denia… Nos daba rabia que no existiese nada así en el centro, así que decidimos montarlo nosotros», cuenta el fundador de la bodega, Jordi Gil Agulles.