VALÈNCIA. Otro verano sin ver la lluvia de estrellas que nos anuncian hasta en el telediario. La Luna nueva del 11 de agosto garantiza una oscuridad en el cielo ideal para observar las lágrimas de San Lorenzo, dicen. Y mira que hago lo que me mandan. El departamento astronómico del Instituto Nacional de Geografía recomienda ir a un lugar oscuro, sin árboles ni edificios o montañas que obstaculicen la vista. "Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad", añaden. Pues, eso, ahí que me tenían tumbada en la hamaca junto a la piscina, boca arriba, con Venus a mi izquierda y la vista puesta en el negro horizonte, dirección noroeste. Ni por esas. Nublado. Estaba nublado. Pero como las predicciones meteorológicas de España no contemplan la Comunitat Valenciana ni llamándola Levante Feliz…. No aciertan ni el tiempo de ayer. "Condiciones excelentes", pronosticaron.
Tan excelentes como la nueva caída financiera, preludio de la próxima recesión. La lluvia de las Perseidas el pasado fin de semana ha coincidido con el desplome de la lira turca y la amenaza para la quebrada banca europea, que ha sufrido el envite con estoicismo. El origen, el anuncio reciente del Presidente Donald Trump de una subida del doble de aranceles para el acero y el aluminio turcos. ¡Oiga, que nosotros también estamos en la OTAN!, parece haber querido decir el presidente RecepTayyip Erdogan. Pero ni por esas, porque el presidente norteamericano lleva su propia guerra particular contra amigos y vecinos, a los que no considera precisamente socios en los negocios.