VALÈNCIA/ALICANTE. Los congresos socialistas todavía no tienen fecha aunque, como límite, deberían celebrarse a lo largo del próximo año. Con permiso, eso sí, de los problemas que acarree el coronavirus. A priori, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se ajustaría a los plazos y cumpliría cuatro años de liderazgo, aunque algunos no descartan que pudiera atreverse a adelantarlo si aprobara con solvencia los presupuestos. Tras ese cónclave, Ximo Puig deberá enfrentarse a su proceso de reelección como máximo responsable del PSPV, un cargo esencial si quiere volver a ser candidato a presidir la Generalitat.
Como ya ha venido informando este diario, los movimientos estratégicos de cara a ese futuro congreso se vienen sucediendo desde la llegada del desconfinamiento. Aunque la preocupación principal es la expansión de la covid-19, los dirigentes socialistas no dejan de observar con el rabillo del ojo las distintas operaciones para ganar centímetros en el ámbito orgánico de cara a la mencionada cita congresual. Sin ir más lejos, el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, realizó hace unas semanas algunos nombramientos en el Consell que tenían un notable aroma a estrategia interna del partido.
En la otra orilla, el sector opositor más importante el también líder del PSPV es el llamado 'abalismo'. Los seguidores del ministro son destacados especialistas en mantener el pulso orgánico de manera prolongada: de hecho, tal y como informó este diario, el alcalde de Burjassot, Rafa García, que ya se presentó frente a Puig en 2017, parece dispuesto a volver a dar el paso para luchar por el liderazgo del partido con el apoyo, precisamente, del sector 'abalista'.