CASTELLÓ. Si se comparan los años de actividad de Quesería Los Corrales (31), con el periodo de tiempo en que la tradición de elaborar queso se implantó en el territorio (siglos), la conclusión es fácil: es una empresa joven, muy joven. Pero si el paladar degusta las creaciones que Ángel Valeriano y Maite Regidor producen bajo la inspiración de la sabiduría popular, la tradición, su trabajo y su dedicación, puede percibirse la madurez y la 'maduración' de una iniciativa que surgió en 1990 “con la intención de hacer un producto local a partir de materias primas cercanas y aprovechando las costumbres de la zona”, explica Ángel.
Ninguno de los dos viene de familia con tradición quesera y todo se inició por casualidad cuando vivían en el Mas de Noguera, donde tenían una vaca que formaba parte de la granja escuela que visitaban los niños y niñas. Con la leche que daba la vaca, una mujer extremeña enseñó a Ángel el arte de hacer queso: “Así empecé a probar y a experimentar y vi que me gustaba”. Y ninguno de los dos es de Castellón. Pero decidieron quedarse porque les gustaba la zona y querían montar una quesería. Y así, se instalaron en Almedíjar, en el Alto Palancia. “Para iniciar un proyecto de este tipo en un municipio rural es necesario tenerlo muy claro y que te guste vivir en él. Puede ser que sea un poco más complicado, pero la calidad de vida que te da un pueblo no la tienes en ningún sitio”, afirma Ángel.
El primer queso que elaboraron fue tipo Tronchón, un queso fresco que es de los más tradicionales en la zona, pero con el tiempo se decantaron por experimentar con el queso de autor, dice Ángel. Han surgido quesos como el Peña Blanca, Espadán o Majadales, así hasta siete diferentes y aparte elaboran “algunos de temporada, como el Extramuros reserva, que se fabrica con la leche de primavera, más seca y con muchos más aromas, o quesos azules en el otoño, cuando la leche está seca más viva y las bacterias crecen más rápido”, explica Ángel.