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vals para hormigas / OPINIÓN

Utopía por fascículos

9/03/2022 - 

No es fácil despertar de un sueño placentero a cañonazos, pero a algunos parece que también les cuesta entender que las utopías nunca llegan en una sola entrega, sino por fascículos. No es fácil asumir que la pandemia, ese dinosaurio de Monterroso, estaba a punto de desaparecer con la entrada de los últimos rayos de sol del invierno y descubrir que, en realidad, todavía nos quedaba una pesadilla por atravesar. No es fácil sentirse como los soldados del final de Senderos de gloria, la película de Kubrick, cuando la guerra ha estallado en el otro lado del barrio y lo único que podemos hacer para frenarla es asistir al espectáculo a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Sin más herramientas que la solidaridad con los refugiados y alzar la voz en las calles para mostrar nuestro rechazo, no es fácil acumular impotencia.

También es complicado ver que nuestros representantes, gobierno y oposición, siguen siendo incapaces de colaborar en un mismo fin sin señalar con el dedo a la bancada contraria. Tan ingenuo es pensar que la invasión de Ucrania se detendrá con la mera intervención de la diplomacia como sostener que la situación del país, económica sobre todo, no sería la misma con otro partido en el poder. Un año de actividad paralizada por la pandemia, otro de consumismo exacerbado y pandemia y un tercero de guerra cuando la pandemia aún no se ha acabado del todo deberían haber bastado para unir frentes y recalcular la posición, como un GPS sin actualizar. Pero no. Aquí cada uno va a la suya menos yo, que voy a la mía, como dice mi amigo Paco González. Como si en el diccionario nos hubiéramos estancado en el verbo disentir.

Pues aquí va mi opinión, que para eso me pagan. Tan solo las gestiones internas o la de China servirán para aplacar a Putin. Y no, no creo que el precio de la electricidad y los combustibles dependan de una intervención particular, sino global, y no veo posible que se moderen hasta lo menos seis meses después de que se haya disparado el último tiro en Ucrania y se haya borrado la última mascarilla de la calle. Probablemente no tengo razón, porque de política exterior y de economía sé tanto como cualquiera de ustedes. Porque tengo una ideología marcada, odio el belicismo y las matemáticas apenas me sirven para hacer equilibrios con las facturas, como cualquiera de ustedes. Y porque no tengo más objetivo a corto plazo que el que esto, todo, se acabe y pueda marcarme objetivos a un plazo mayor, como cualquiera de ustedes.

Hasta yo, que no soy más que un tipo que anota en un cuaderno lo que ocurre a su alrededor desde una esquina de la habitación, y que no encuentro más consuelo que en la ficción, sé que nada de esto va ocurrir sin una mínima porción de unidad. De abandonar la territorialidad y centrarse en poner al día el planeta, su futuro y sus recursos. Porciones pequeñas, por fascículos, como se alcanzan las buenas utopías. Porque ser incapaz de aceptar las diferencias, sin consentir que nadie te replique, solo conduce a invadir Ucrania.

@Faroimpostor

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