ALICANTE. El resultado de un control de seguridad ciudadana en el Puerto de Santa María (Cádiz) devolvía esta semana a la actualidad a Jesús Emilio Díez de Mier 'Txutxi'. El mismo permitía la detención del exfutbolista del Hércules, quien venía regateando a la Policía y Justicia desde febrero de 2015, cuando se convirtió en firme la sentencia por la que la Audiencia Nacional le había condenado ocho meses antes a una pena de nueve años de prisión como culpable de un delito contra la salud pública, concretamente de tráfico de drogas agravado (en cantidad notoria e integrando banda organizada).
Lo anterior después de que el Tribunal Supremo tumbase el recurso de casación interpuesto, entre otros, por el futbolista de Santurtzi y el serbio Pedrag Stankovic, quien también defendiera sobre el césped la elástica del Hércules aunque en una etapa distinta: 'Txutxi' perteneció a la disciplina del Hércules desde enero de 2001 a julio de 2003, tiempo en el que el primer equipo blanquiazil jugó en Segunda B, mientras que Stankovic lo hizo de enero de 1997 y julio de 2000, jugando con el Hércules en Primera, Segunda y Segunda B.
El caso es que 'Txuti' no cumplió la orden de ingreso en prisión fechada en 2009, se sustrajo a la acción de la Justicia, razón por la que se encontraba en busca y captura hasta que el domingo fue detenido.
Operación Ciclón
En febrero de 2009 y junto a otras siete personas, los dos exfutbolistas y los exagentes Zoran Matijevic y Pablo Acosta fueron detenidos en el marco de la bautizada como 'Operación Ciclón' que, bajo la dirección del entonces magistrado Baltasar Garzón, quien en ese momento titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, permitió a la Guardia Civil y la Policía Nacional incautar una tonelada de cocaína con origen en Argentina.
Los primero detenidos, después procesados y finalmente condenados (en el caso de 'Txutxi' y de Stankovic a nueve años de cárcel y a una multa de 64.428.898 euros) habían introducido la droga en España entre 2008 y 2009 por los puertos de Algeciras y València; lo hicieron a través de dos contenedores que entre piezas de molinos de viento ocultaban 600 y 349 kilos de droga, respectivamente. Un confidente de la Policía y un agente encubierto fueron claves para la caída de la red y evitar que llegase a la calle la citada tonelada de cocaína que hubiese alcanzado un valor de 32 millones de euros.