El formato se repitió con diferentes versiones en todo el mundo. En Inglaterra, Alfred Hitchcock presentaba el programa que llevaba su nombre, siempre con humor, para desdramatizar las historias de terror, igual que hicieron en Estados Unidos Rod Serling o Boris Karloff. En España fue Chicho Ibáñez Serrador con Historias para no dormir, un programa que fue tan exitoso que llegó a tener una revista con relatos del género y hasta poesías
A principios de los 80, la ultraderecha contaba con diversos medios en España. Su viaje a la irrelevancia tras el golpe de estado del 23F y los problemas económicos acabaron con ellos, pero tuvieron aspiraciones de influir mediáticamente. A sus intentos de establecer diarios, se sumó el de una revista satírica, calcada a El Papus o El Jueves, pero de un humor de extrema derecha de gracia muy relativa: Goma-4
Lenin consideró en 1922 que el humor era un arma fundamental para la propaganda revolucionaria en la Unión Soviética. Para ese fin, creó Krokodil, una revista satírica que se dedicaba a criticar a los capitalistas extranjeros pero también a los burócratas locales incompetentes. La publicación tuvo una tirada de millones de ejemplares, ha sido la más vendida de la historia de las revistas de humor de todo el mundo. En los años 30, su staff fue detenido por Stalin. A su director, Koltsov, lo fusilaron. Sin embargo, el proyecto continuó hasta 2008.
La publicación mezclaba historietas importadas del extranjero que evocaban una sociedad más avanzada, con otras mucho más tradicionales y afectadas por la censura
En mitad de la guerra, conforme el conflicto se volvía más cruento, en Valencia apareció una revista de orientación anarquista que prestaba especial atención al arte. Reportajes sobre escritores y narrativa aparecían en sus páginas al lado de las noticias sobre el frente y los análisis del curso de la guerra. Por sus páginas pasaron grandes artistas, como Kati Horna, mujeres de trayectoria ejemplar, como su redactora jefa Lucía Sánchez Saornil o uno de los grandes cronistas del conflicto, Mauro Bajatierra.
Surgió como fanzine para comentar la agenda de conciertos de Nueva York y recordar a los grupos británicos de los 60, que en los 70 habían dejado de aparecer en los medios antes de la llegada del punk. En los 80, trataron de desafiar la voz cantante que llevaba la MTV, pero pronto descubrieron que el papel no tenía nada que hacer frente a la televisión. También habían cambiado los fans, ahora hacían más honor a su nombre, verdaderos fanáticos. Criticar cualquier aspecto de un artista les generaba problemas con ellos y con sus discográficas. Tiraron la toalla en el 84 y ahora se puede consultar toda esa evolución y su legado.