Antes de que HBO (hoy Max) se convirtiese en una factoría de nuevos modelos de ficción televisiva, el canal estrenó una comedia de situación que cautivó al público. En Sigue soñando, la televisión era la protagonista invisible
VALÈNCIA. Martin Tupper trabaja en una editorial de novelas románticas. Su profesión no le acaba de llenar del todo. Su jefe lo ‘destrata’ y su secretaria lo ningunea. Martin se ha divorciado de su esposa e intenta rehacer su vida amorosa. El problema no es que sea un tipo algo torpón en temas sentimentales. El problema es que sigue enamorado de la que, hasta ahora, ha sido su mujer. Pero ese asunto no tiene marcha atrás. Judit está saliendo con un señor al que podríamos denominar el hombre perfecto. Martin, además, tiene un hijo adolescente con el que se lleva bastante bien, aunque, a veces, le ponga en los típicos bretes en los que los hijos ponen a los padres. Pero nada de esto sería especialmente destacable si no fuera por el hecho de que Martin Tupper tiene un mundo interior hecho de recuerdos y referencias de la televisión en blanco y negro. Por eso se relaciona con el mundo real usando detalles y escenas de viejas películas y series. Y ese rico imaginario es el que le confiere a su personaje y a la serie que protagoniza el toque especial que la hizo triunfar.
Tupper es un baby boomer, cuya infancia y adolescencia se desarrollaron en paralelo al nacimiento de la televisión. Cuando piensa, cuando reacciona, cuando sueña, le vienen a la mente diálogos, canciones, situaciones que ha visto en la pequeña pantalla. Eso hizo de Sigue soñando una serie distinta y divertidísima, cuyo planteamiento —intercalar la acción dramática con viejas imágenes— ha sido utilizado en diferentes programas de radio y televisión, desde su estreno en HBO en 1990. Los espectadores se reían con las ocurrentes conexiones que Martin elaboraba entre la realidad y su archivo televisivo, y se podían sentir identificados con aquel tipo que modulaba sus ideas y sentimientos a través de imágenes preexistentes visualizadas ante el televisor. Esta idea nació cuando John Landis empezó a darle vueltas a cómo podría usar horas y horas de metrajes en blanco y negro de los estudios Universal a los que tenía acceso. Fue una pareja de guionistas que empezaba a despuntar en Broadway, Marta Kauffman y David Crane, la que aportó la idea que dio forma a una innovadora comedia de situación.
El proyecto coincidió con un momento de transición para HBO. Fundada en los setenta, la compañía de televisión de pago había consolidado su presencia por medio de retransmisiones deportivas y otros contenidos que, con el paso del tiempo, ya no tenía sentido que continuaran siendo para suscriptores. Una de las principales soluciones fue empezar a generar series de producción propia. Debutaron con una de terror, Historias de la cripta, a la que más tarde se unió en la parrilla la serie deportiva 1st & 10. Pero el público no se enganchó a la nueva propuesta de HBO hasta la llegada de Sigue soñando. El primer capítulo se estrenó el 8 de julio de 1990. El verano, temporada baja en las programaciones de las televisiones generalistas, jugó a su favor. Sigue soñando ganó audiencia de inmediato y se convirtió en una serie imprescindible. Los críticos de televisión valoraron, por encima de todo, el sentido del humor, un elemento sin el cual hubiese sido una serie del montón. Sigue soñando fue el primer éxito masivo de una cadena de pago y también se puede decir que definió el futuro de HBO como renovadora del concepto de serie televisiva.
Martin Tupper (Brian Berben) era un personaje entrañable. Sus meteduras de pata mostraban su vulnerabilidad, pero su arma secreta eran sus recursos televisivos. Cuando su hijo Jeremy (Chris Demetral) le pregunta qué quieren decir palabras como cunnilingus, felación o bestialismo, las reacciones mentales de su padre no pueden ser más divertidas. No es ese el único recurso hilarante de las tramas. La actriz que daba vida a Toby, su secretaria, era una veterana del programa de humor Saturday Night Live, en el cual acabó trabajando también Michael McKean, que interpretaba al jefe de Martin. Landis dirigió el episodio piloto y también varios capítulos, dándole su personal sello visual. En cuanto a sus creadores, mientras todavía trabajaban en Sigue soñando, Kauffman, Crane y Kevin S. Bright, llevaron a cabo un nuevo proyecto llamado Friends, que arrasó en las televisiones de todo el mundo. Esto propició que su primera serie terminara repitiendo el mismo esquema capítulo tras capítulo: Martin liga, Martin rompe con su nueva novia. Después de seis temporadas, la serie llegó a su fin en 1996. La imagen del ruido blanco de la pantalla del televisor con la que se abrían los títulos de crédito se convirtió en el logo de HBO. Aunque hoy no sea una serie muy recordada, su irrupción en el mundo catódico fue determinante.
Duración: Seis temporadas emitidas entre el 8 de julio de 1990 y el 27 de marzo de 1996. En España Canal+ la estrenó en abierto en otoño de 1990. premios: Se llevó siete galardones de los CableACEAwards, en diferentes categorías, y dos Emmys en 1993. La curiosidad: Matthew Perry tuvo un pequeño papel cuando Friends aún no existía. El dato: En el capítulo dirigido por Landis, La segunda historia más grande jamás contada, Martin y Judit visitaban el rodaje de un filme cuyo director era interpretado por David Bowie, y Mimi Rogers y Tom Berenger eran sus actores principales. Martin se enamoraba de Rogers, y Judit, de Berenger. Stallone, Yvonne de Carlo y Tippi Hedren también aparecieron en otros capítulos. ¿Cómo verla?: Solamente las dos primeras temporadas salieron en Blu-Ray y DVD. Actualmente no está disponible en ninguna plataforma.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 116 (junio 2024) de la revista Plaza