Series y televisión

SERIES VINTAGE

'The Get Down': la serie que convierte el Bronx de los setenta en una tierra de oportunidades

El último estreno de Netflix, sobre la aparición del hip-hop y el rap en el Nueva York de finales de los setenta, es la producción más costosa y excesiva del canal hasta la fecha

VALENCIA. Si HBO se acercaba al negocio musical con la fallida Vinyl, y Showtime hizo lo propio con la reciente Roadies sobre el clima laboral de las grandes giras, faltaba en el tablero de juego algún estreno sobre el negocio de la música por parte de Netflix. Y cómo no, tenía que hacerlo a base de ostentosidad y fajos de billetes. Sin embargo, ninguno ha logrado la excelencia, y los tres títulos adolecen de lo mismo: de artificio.

Más de dos años y medio y más de ciento veinte millones de dólares han sido necesarios para dar luz verde al estreno más ambicioso del canal de streaming NetflixUn coste que, aunque se desviaba todavía más sobre lo previsto, se esperaba que fuera alto. La cadena compró los derechos del proyecto al director de cine australiano Baz Luhrmann, siendo consciente de la clase de creativo que se trataba.

Lo que por entonces no era más que un borrador de una especie de musical teatralizado sobre los inicios del hip-hop y el rap en el Bronx de los setenta, y narrado a través de la historia de unos jóvenes negros y latinos, no iba a ser un producto de presupuesto humilde precisamente. Por algo su director ha alcanzado su fama mundial por películas como las pomposas Romeo y Julieta, y Moulin Rouge. Superproducciones de altos presupuestos, dignas de admirar por su rica ambientación y su sofisticación, con una “Love Story” que transita alrededor del melodrama, un metraje bastante largo, y un resultado, en cuanto a satisfacción de los espectadores, que habitualmente divide al público.

En este caso había que sumar la dificultad de no tratarse de una película de dos o tres horas, la fórmula que el director domina por su bagaje, sino una historia contada en doce episodios. Netflix obviaba la diferencia intencionadamente, y el resultado dejaba en evidencia algunos de sus principales problemas, como se comprueba tras ver el cargante y disparatado primer episodio de hora y media, que casi es mejor tomárselo a risa con un cerro de palomitas; o tras visionar los cinco restantes, que mejoran paulatinamente hasta estabilizarse y encontrar al fin en los últimos capítulos una serie bastante entretenida, con un palpable olor a Glee; o tras quedarnos a la espera de poder ver los seis últimos episodios. Porque, por alguna razón que desconocemos, los seis capítulos restantes no se verán hasta el año que viene.

Netflix: el nuevo rico de la televisión

Con el nuevo estreno de la factoría, es cada vez más evidente que, desde que Netflix aterrizó en la industria de la producción de contenidos audiovisuales, se comporta como un nuevo rico con tanto dinero que parece no saber en qué y cómo gastarlo. Su actitud es como el popular dicho valenciano: Això ho pague jo, serà per diners!. Un canal al que por alguna razón no se le tose en los medios, mientras firma cheques en blanco por doquier para la producción de proyectos, contrata a los actores más caros del mercado, al director más preciado, a la editorial de cómics más puntera, con una estrategia de estrenos en la que no dan tregua para la reflexión, ni para masticar esta nueva dieta llamada series.

No hay tiempo para saborear ni pensar en exceso, porque enseguida nos pondrán encima de la mesa otro menú, y luego llegará otro, y al mes siguiente otros dos más ¿Cómo es el estilo de Netflix?, ¿qué quiere ser de mayor?, ¿qué productos nos ofrece? ¿Se adecúa a nuestros gustos? No lo sé, por lo pronto tú come y calla. Otro sorbo más. Traga. Y ahora otro estreno. Abre la boca. Ni respires. Y encima así de barato. No te quejes... Así llevamos tres años. Stop.

Un Bronx de los 70 que parece un spot de zapatillas

David Simon, creador de The Wire, Generation Kill o Tremé, en su visita Avilés en 2013 afirmaba que “si una serie de televisión le gusta a todo el mundo es que es una mierda”. Hoy, para hablar de Netflix, no viene mal recordar al maestro. Porque después de un mes de julio de entusiasmo generalizado por Stranger Things, aterrizaban el pasado 12 de agosto, de nuevo entre entusiasmo y sensación, por tanto, de déjà vu, los primeros seis capítulos de los doce que se supone completarán la primera temporada de The Get Down.

Decimos “se supone” porque una vez vistos los seis que hay disponibles este verano, la sensación es que la serie perfectamente podría terminar aquí, y no pasaría absolutamente nada. Sin embargo, por lo que parece para el 2017 recibiremos otra caja de bombones con seis capítulos más. Nos sube la glucosa solo de pensarlo.

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