VALENCIA. Dos policías se ven obligados a trabajar juntos en un asesinato pese a la falta de afinidad. Uno es un hombre de familia, el otro un bala perdida, y tienen a un tocapelotas como superior. El caso se complica y deben trabajar a todas horas de forma obsesiva. Sus vidas se resienten, afectadas por la investigación, y la carretera se convierte en su salón. El poli buen chico termina sal- tándose la ley. «Vosotros dos, a mi oficina», les espeta cabreado su jefe en consecuencia. Al final detienen al asesino y el policía rebel- de sale de su agujero personal.
Este género es un círculo plano y se llama buddy cop show. El argumento corresponde a la primera temporada de True Detective, pero también a la de The Killing, Broadchurd, Bron o a cualquier episodio de clásicos procedimentales como Starsky & Hutch, Expediente X, Castle o Miami Vice.
El subgénero tiene un hermano en el celuloide, con películas de colegas como Tango & Cash o Arma Letal, y ha pasado por todos los híbridos posibles, conjugándose con ingredientes de comedia romántica como en Luz de Luna o Remington Steele, o incluso de comedia surrealista como en P'tit Quinquin, la mejor serie francesa de 2014. En la literatura detectivesca, Sherlock Holmes y el doctor Watson son otro clásico memorable de este arquetipo argumental que es toda una saga por sí misma.
-Castle: «Formamos un buen equipo, ¿sabes? Como Starsky y Hutch, Tango y Cash, Batman y Robin...». -Beckett: «Ahora que me lo dices, sí que me recuerdas algo a Robin». (Castle)
Leyendo la sinopsis del inicio podríamos pensar entonces que no hay nada nuevo bajo el sol. Sin embargo cada una de estas obras es única e irrepetible. La historia se sustenta bajo las personalidades de dos polos opuestos que se unen contra la adversidad, pero son los personajes en sí, el tono, la trama y sus diálogos, los que lo con- vierten en algo diferente en cada ocasión.
(Lea el artículo completo en el número de agosto de la revista 'Plaza')