ELCHE. Muchos años de averías y retrasos después, Renfe ha anunciado la compra de varias decenas de trenes híbridos para renovar los vehículos de cercanías de distintos territorios. Entre ellos, los de la línea Murcia - Alicante, conocidos de sobra por los viajeros de la provincia y la región murciana por su mal estado. Aunque no hay fechas ni plazos, la compañía ha anunciado que retirará los vehículos de motor diésel para sustituirlos por modernos trenes híbridos de los que se beneficiará la capital, Elche, Orihuela o Murcia y todos los municipios que hay durante el trayecto.
El jueves Renfe anunciaba que su Consejo de Administración ha aprobado la licitación de compra de hasta 38 trenes híbridos de Cercanías (29+9 opcionales), por un importe de 365,6 millones de euros. En total, incluyendo la adquisición de piezas de parque, el mantenimiento integral de 11 de los trenes durante 15 años, el utillaje y almacén inicial necesario para dicho mantenimiento, así como opciones adicionales de suministro y mantenimiento, la licitación asciende a 473,9 millones de euros.
Una notoria inversión que pasará por la provincia, a priori, para renovar los once trenes modelo 592 que van desde Murcia a Alicante y a la inversa; es decir, los que pasan por las líneas C1 y C2. Se trata de un modelo coloquialmente conocido como 'camellos' que datan del Mundial '82, estrenados para tal evento, y que ya están amortizados, con años esperando su renovación cuando no retirada. Hasta ahora tan sólo se han puesto parches. De hecho, los cambios más recientes son pequeñas reformas de los habitáculos por dentro, asientos, el tapizado, el suelo y el techo porque había goteras.
Con este cambio, del motor diésel a híbridos, se reducirá notablemente la contaminación de estos vetustos motores, ya que además el objetivo es renovar el parque de material rodante para dotarlo de accesibilidad y adaptarlo a los futuros cambios en la infraestructura y electrificación de la vía, de ahí que sean híbridos, y configurables tanto con ejes de ancho convencional como con ejes de ancho UIC. En ese sentido, sobre esos anchos, los planes que se tienen desde hace tiempo para la línea C1 es que se va a explotar en ancho internacional, pero la C2 está en ancho convencional —ancho ibérico—. Asimismo, de no renovarse toda la flota, ya que desde Renfe no han querido asegurar, aunque todo parece que así será, en la provincia habrá dos anchos, uno híbrido y otro de zona diésel.
Respecto a la fisonomía de estos nuevos trenes híbridos, estarán formados por tres coches más un furgón generador, pudiendo circular tanto por vía electrificada como no electrificada, lo que permitirá la sustitución del material diésel. La velocidad máxima será de al menos 160 km/h bajo catenaria y de 140km/h en zonas no electrificadas. Incluirán los principales sistemas de seguridad. Y el mantenimiento se realizará a través de una sociedad mixta con Renfe Fabricación y Mantenimiento. De todas formas, para que todo esto ocurra aún hay que esperar varios años, ya que se ha aprobado la licitación, ni hay un proyecto ni están en fábrica. Cuando se conozca, las grandes constructoras ferroviarias diseñarán el mismo atendiendo a los pliegos de condiciones.
Por otra parte, estos híbridos serán accesibles a personas con movilidad reducida y adaptados para personas con alguna discapacidad visual o auditiva. Incluirán además áreas para bicicletas y carritos infantiles, así como wifi de cortesía para los viajeros. Los de este nuevo concurso serán los primeros trenes híbridos que la compañía dedica a Cercanías —ya hay de esta modalidad en los Alvia—. En cualquier caso, es una inversión que llega después de que en abril se anunciaran 172 nuevos trenes para el Cercanías de Madrid —con un presupuesto de más de 2.000 millones— y hasta 105 trenes de Media Distancia (43 en firme y 62 opcionales) y su mantenimiento por valor de 1.322,4 millones de euros.
Así pues, aunque tarde, al fin se anuncia una renovación del maltrecho sistema de ferrocarril de Cercanías entre Murcia y Alicante, cuyo material obsoleto y sus consiguientes retrasos han hecho que se pierdan 800.000 pasajeros menos en diez años: a los 3,1 millones de pasajeros que utilizaban la línea C-1 del Cercanías Murcia Alicante en 2008, en 2017 fueron 2,3 millones. A eso hay que sumar que por cada 43 trenes programados al día en la línea C1 hay 10 retrasos; 126 en los 430 al mes y 1548 de los 10.343 anuales. Asimismo, las obras en los nuevos accesos a Murcia —que retasan más la llegada a Elche, que no tiene la frecuencia adecuada desde Alicante—, la supresión de algunos horarios, las vías sin duplicar que suponen maniobras largas y la influencia en las líneas locales de los trenes de larga distancia hacen que prácticamente cualquier incidencia se traduce en un retraso.