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análisisAP -el detonante del congreso provincial del PSPV

¿Quién se hizo 'caquita' con la imputación del edil Carlos Giménez para ser vicesecretario general?  

18/12/2017 - 

ALICANTE. Si hay una decisión que ha marcado este congreso provincial del PSPV que ha ratificado a José Chulvi y a su equipo esa ha sido el rechazo a Carlos Giménez para asumir el cargo de vicesecretario general. Ese veto ha dinamitado todas las opciones de integración del sector liderado por Rubén Alfaro dentro del organigrama diseñado por el propio José Chulvi y los sanchistas. Pero más allá de las razones esgrimidas, como que Giménez está imputado por el caso del cese de una interina cuñada del portavoz del PP de Alicante, hubo otras razones, algunas de carácter interno, como la oposición que ejercieron los sanchistas de la agrupación de Alicante, y el miedo a que la imputación de Giménez fuera motivo de titular de gran tipografía en los medios de comunicación y, por tanto, que desluciera el balance final del congreso. Es decir, alguien se hizo caquita con la decisión y todos los actores, menos los afectados, optaron por el veto. Los derrotados lamentan la falta de valentía de José Chulvi para evitar los vetos a personas. En el fondo, lo ven como un golpe bajo a la mayoría de la agrupación socialista de Alicante.

Pero ese veto ha frenado cualquier puente de diálogo para integrar a más gente. Así, desde el sector de Alfaro se asegura que sólo se ofrecieron cuatro puestos en la Ejecutiva, pero nunca se desvelaron con qué funciones. Es decir, la oferta era poco atractiva y, por lo tanto, no se insistió más. Es más, el rechazo a Giménez se consideraba como una afrenta mayor.

¿Quién ejerció el veto y cuándo?

Al parecer, lo primero que se exigió al sector de Alfaro para lograr la integración fue el perfil de una mujer para ocupar el puesto de la vicesecretaría. Sin embargo, ese veto se levanta el viernes por la noche. Al parecer, según algunas fuentes, por el propio Chulvi, tras hablar con Alfaro. A continuación, l alcalde de Elda informa que el nombre propuesto será Carlos Giménez y si se acepta, se negociarán el resto de nombres hipotéticos para la ejecutiva.

Sin embargo, el nombre de Giménez es vetado por los sanchistas. Sobre todo, ejercen mucha presión los de Alicante ciudad, que están enfrentados a Ángel Franco y al alcalde, Gabriel Echávarri. No quieren ese nombre ni en pintura. Durante todo el sábado se hacen más intentos y Chulvi y los sanchistas reiteran que debe ser una mujer: el secretario general y el de Organización son hombres y, por lo tanto, hay que cumplir con la paridad, y poner a una mujer en el cargo. Al parecer, Franco y Alfaro nunca ofrecieron una alternativa diferente a Giménez. 

Se deja una opción abierta para el domingo por la mañana, pero las posiciones no se mueven. Los sanchistas consideran que si no hay acuerdo, Chulvi debe hacer su equipo, como en su momento lo hicieron Pedro Sánchez y Ximo Puig tras ganar los sendos procesos de primarias. Los sanchistas de Alicante exhiben su orgullo por la posición férrea del secretario general, de no tolerar el nombre de Giménez. Es más, lo ven como una victoria dentro de la hostilidad que viven en la agrupación, donde son minoría. A ello se une un nuevo argumento: Giménez tiene demasiados cargos: es concejal, diputado provincial y secretario de Organización del PSOE de Alicante. Se necesita gente con más dedicación. María Ángel Rochel ejercerá ese papel.

Disciplina, pero desencanto

Rubén Alfaro no oculta su decepción y Ángel Franco reúne a los suyos en los exteriores del Aulario II de la Universidad de Alicante. Explica la situación, pero pide que se vote a favor de la propuesta de la ejecutiva presentada por José Chulvi, que finalmente obtiene el 80% de los apoyos, pese a que los puestos se han repartido entre su gente y los sanchistas. Franco y Rubén, relegados todo poder de decisión, a duras penas han pactado algún nombre para el comité nacional y los órganos de cuentas o de ética.

Da la sensación que Chulvi se dará otra segunda oportunidad a la espera de que cómo acaba el proceso de los secretarios comarcales y locales, la otra batalla dónde los ahora perdedores, la gente de Franco y Alfaro, quieren que se convierta en una especie de segunda vuelta, si no hay pacto, previo y sin condiciones ni vetos. Antes, debe bajar la tensión.

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