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Tribuna / OPINIÓN

Presión y esfuerzo fiscal

28/12/2024 - 

ALICANTE. En estos momentos en que el Gobierno plantea nuevas subidas impositivas argumentando que en España se pagan menos impuestos que en el resto de Europa, puede ser interesante analizar los conceptos de presión y esfuerzo fiscal. Ambos términos se utilizan para intentar dar una idea del nivel de impuestos que una determinada economía y, por tanto, sus ciudadanos y empresas soportan.

Presión fiscal

Eurostat define la presión fiscal como la suma de ingresos tributarios y contribuciones sociales entre el PIB del país. Es decir, la presión fiscal se mide tomando la totalidad de ingresos tributarios, sin excluir ninguna figura tributaria (impuestos, tasas y contribuciones especiales), más las contribuciones a la Seguridad Social y dividiéndola por el PIB del país.

El nivel de presión fiscal para España en 2023 es de un 36,8%. Se puede observar, en primer lugar, cómo en nuestro país, desde el año 2018, con los gobiernos de Pedro Sánchez, ha aumentado esta ratio en 1,6 puntos, ya que el total de la recaudación ha aumentado un 30,28% pese a que, en ese periodo, el PIB solo aumentó un 20,43%. En segundo lugar, vemos que los niveles promedios de la eurozona, la Unión Europea y España en presión fiscal cada vez se encuentran más próximos entre sí, aunque la de nuestro país sigue siendo más baja.

Esfuerzo fiscal

El esfuerzo fiscal se define como la división de la presión fiscal entre el PIB per cápita. Esta ratio, por tanto, es el cociente de otras dos:

Ingresos Tributarios + C.S ⁄ PIB
PIB ⁄ Población Española

Francisco Menargues, l Colegio de Economistas. FOTO: RAFA MOLINA.

Así, el PIB per cápita pretende ser una variable que permita obtener una visión más individualizada acerca de la cantidad de impuestos que un individuo paga a lo largo de un determinado año en una determinada economía, ya que no es lo mismo pagar una determinada cantidad de impuestos con un nivel de renta que con otro, suponiendo un sacrificio mayor (a igualdad de impuesto pagado) para aquellos países que presentan menores niveles de renta.

Según el indicador elaborado por el Instituto de Estudios Económicos a partir de los datos de Eurostat, España realiza un esfuerzo fiscal un 52,8% superior al de la UE, que ya de por sí es bastante elevado en el contexto internacional, muy por encima del de otros países de la OCDE. Entre las grandes economías avanzadas, ninguna presenta un esfuerzo fiscal superior al de nuestro país.

Las principales economías de la OCDE consideran que los ajustes basados en incrementos constantes de los tipos impositivos y creación de nuevos impuestos tienden a prolongar las crisis y ralentizan la vuelta al crecimiento y la senda de reducción de la deuda pública, por lo que han procedido a bajar impuestos.

España es una excepción entre las economías más desarrolladas de la eurozona, puesto que el futuro del sistema tributario, a corto y medio plazo, parece enfocado a seguir aumentando la recaudación obtenida de empresas y familias, tal y como reflejan los anuncios de la administración. En este sentido, el incremento de la recaudación tributaria debería basarse en el aumento de las bases imponibles, fomentando el crecimiento económico, y en la lucha contra el fraude fiscal, más que en incrementar la presión sobre unos contribuyentes que ya soportan una carga tributaria comparable, o superior, a la de los países de nuestro entorno.

El endurecimiento continuado del sistema impositivo puede afectar negativamente a la confianza de los agentes económicos, retraer las inversiones e impedir la recuperación de la economía y la creación de empleo.

* Francisco Menargues es presidente del Colegio de Economistas

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