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Una generación de deportistas de barro y acero

  • El atleta del Playas de Castellón Víctor Ruiz colabora en su Utiel natal / Fundación Trinidad Alfonso

VALÈNCIA. Una generación de cristal, decían. Una comunidad de jóvenes incapaces de luchar por nada. Un mito, solo eso. La marea de imberbes que, desde la pasada semana, se han echado a las calles de su tierra para intentar amortiguar los efectos del mayor desastre natural peor gestionado de la historia reciente de España, se han empeñado en cambiar el cristal por el acero y el barro. Muchos, los más bisoños pero a la par deportistas profesionales, han sustituido las botas de fútbol, los tacos de atletismo, los quimonos de taekwondo o los tapices de gimnasia, por la pala, las botas de agua y el fango. 

La solidaridad y el compromiso de la sociedad deportiva de la Comunitat Valenciana ha dado el callo. Son muchos los que se han sentido encerrados en un pabellón o perturbados en una pista, y se han desplazado a la zona cero para arrimar el hombro. Unos, porque el desastre les ha pillado en primera persona; otros, porque, aunque no les haya cogido el temporal, sí a familiares y allegados; y otros muchos porque les han sido inferentes un puñado de kilómetros para desplazarse y dejar sus exigentes entrenamientos para ayudar de manera altruista. 

Al atleta del Playas de Castellón, Víctor Ruiz, la Dana le tocó de lleno. Vive en Utiel, una de las primeras localidades en divisar la catástrofe por el desbordamiento del río Magro. Cerca de su paso por el pueblo, vive el atleta de obstáculos, que hoy se afana por sacar barro de su domicilio y el de sus vecinos. En la última semana, sguramente no haya seguido la dieta que le toca, ni tampoco haya descansado lo suficiente, pero sí se ha enfrentado a un obstáculo mucho más duro que una valla sobre el tartán.

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