VALÈNCIA. El Levante pierde partidos por no hacer las cosas bien, no por relajarse. Es lo que dice Paco López, quien "no permitiría cualquier atisbo de dejarse de llevar" de su plantilla, y el encuentro de esta noche frente al Villarreal en el Ciutat es una oportunidad única de borrar cualquier fantasma de autocomplacencia que pueda restar en la parroquia levantinista. Europa es una quimera -está ahora mismo a ocho puntos, a cinco en caso de doblegar a los de Unai Emery- y el descenso, a una distancia de doce, es algo impensable. Para el Levante los deberes están hechos, falta sacar nota en el examen final de la temporada. 

La victoria de Ipurúa, gris y sin brillo, da alas al cuadro granota, que jugó también a resistir contra el Eibar. Frente a los groguets la historia va de otra cosa, ya advirtió el técnico de Silla que lo que le preocupa es qué hacer cuando su equipo tenga el balón en los pies, y la propuesta del Villarreal, con las competiciones europeas para la próxima temporada como obligación, es muy distinta a la del fin de semana pasado. 

En Orriols la gran novedad era la de Campaña hasta que en el entrenamiento de este sábado notó molestias en los isquios de su maltrecha  pierna derecha. La recuperación del sevillano caía como agua de mayo en un momento en que, si bien no va a ser titular, el centro del campo necesita fondo de armario. Con Vukcevic y Radoja como bajas -Miramón, en el lateral, es el otro nombre en el sanatorio- Malsa es el único pivote del que dispone un Paco López que acostumbra hoy a alinear a un centrocampista como ancla. El perfil del parisino es diferente al del serbio o el del montenegrino, pero es la pieza sobre la que va a girar el engranaje de la medular. 

Melero apunta también al banco -de nuevo- pero tras estar ya sentado en Ipurúa podría ser otra opción como revulsivo. Bardhi, Rochina, De Frutos e incluso Morales -dependiendo de la entrada o no de Dani Gómez en punta de lanza junto a Roger- completan el puzle. La defensa, con línea de cuatro, presenta su duda más potente en el flanco diestro, donde Coke cogió la bandera la pasada jornada después de un mal partido de Son frente al Huesca -aunque no fue muy diferente al del resto del equipo-.