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Césped y aspersores

Un buen ejemplo del desprecio de la RFEF hacia la Segunda B es que permita jugar partidos sobre un terreno de juego como el del Nou Municipal de Cornellà

ALICANTE. Cuesta creer que la Real Federación Española de Fútbol permita que se dispute un partido de la principal competición liguera que organiza sobre una superficie en tal mal estado como la del Nou Municipal de Cornellà, pero todavía lo hace más que el árbitro no haga constar en el acta que un jugador tuvo que ser atendido por chocar con uno de los peligrosos aspersores que existen en las bandas.

En el minuto 32 del encuentro que enfrentó a Hércules con el Cornellà, el futbolista blanquiazul Pablo Íñiguez había de ser atendido tras golpearse en la espalda con uno de los aspersores que forman parte del sistema de riego automático de la instalación municipal en que juega sus partidos el equipo del Baix Llobregat y que es el primero en sufrir sus deficiencias. 

El aspersor en cuestión es un poste rígido de más de dos metros de altura que se encuentra entre la línea de banda y las vallas de publicidad y de los que hay hasta media docena rodeando una superficie de césped sintético que, por otro lado, se encuentra en un estado deplorable. Pese a que el Nou Municipal fue inaugurado hace poco más de cuatro años, su terreno de juego pide a gritos la sustitución ya que es sometido semanalmente a un uso intensivo que, además, no solo guarda relación con el fútbol y es que sin ir más lejos el pasado viernes se celebró sobre el mismo una exhibición canina.

El acta de Alemán Pérez

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