VALÈNCIA. Felipe Miñambres no ha despertado al Levante. Desde que el ejecutivo leonés asumiera las riendas del conjunto granota tras cesar a Javi Calleja, el equipo ha mantenido una preocupante dinámica de irregularidad de resultados y desproporción de imagen. De la intensidad de Santander al desasosiego ante el Cartagena; de la épica ante el Elche a la bofetada contra el Amorebieta. No hay quien entienda a este Levante, que no es capaz de aprovechar las miles de oportunidades que le otorgan los rivales directos en la carrera por alcanzar las plazas de promoción de ascenso.
Felipe cumplió este domingo diez choques al frente de la nave blaugrana y la derrota deja su bagaje como técnico por debajo del que provocó la destitución de Calleja. Si el preparador madrileño había sumado la mitad de los puntos en sus últimas diez jornadas como levantinista -15 de 30 posibles-, ahora Miñambres cuenta solo 13. Ni la mitad. El encuentro ante el Efesé era, precisamente, clave en esta estadística: si el Levante hubiese vencido, además de haber dormido en puntos de ‘playoff’, Felipe al menos hubiese superado el puntaje de su antecesor, al que él mismo despidió para autodesginarse en el cargo.