ALICANTE. "Ni nuestro propio conocimiento conoce nuestro potencial", proclamaba el capitán Marko Ramius ante la tripulación del submarino que capitaneaba en 'La Caza del Octubre Rojo'. Como si de Sean Connery en ese 'blockbuster' de los 90 se tratara, este jueves Omar Mascarell enviaba un mensaje en esa línea: "En todos los partidos hemos estado en disposición de llevarnos la victoria, solo los pequeños detalles nos lo han impedido. Vamos de menos a más, hemos cogido confianza y ahora sabemos que podemos ganarle a cualquiera", razonaba en voz alta el mediocentro tinerfeño, uno de los refuerzos concretados por el Elche en el pasado mercado de fichajes de verano.
Mascarell aludía al margen de mejora que entiende que tiene el equipo, dada la calidad y competitividad reinante en su vestuario, al tiempo que abogaba por buscar la victoria en todos los encuentros con independencia del adversario, al igual que había planteado un día antes su compañero Lucas Boyé, aunque dejaba claro que los puntos ante rivales directos (a los que precisamente se va a enfrentar en las próximas semanas) son innegociables: "Son importantísimos, finales porque (si ganas) das un golpe en la mesa, por eso debemos demostrar que somos el equipo que quiere ganar", decía.
Nacido hace 28 años en Tegueste (Santa Cruz de Tenerife), Mascarell debutó con la camiseta franjiverde en la visita al Coliseum Alfonso Pérez. En ese momento llevaba sin jugar en partido oficial desde abril, cuando peleaba sin suerte la permanencia en la Bundesliga con el Schalke 04. Frente al Getafe ya dio muestra de su calidad en los 73 minutos que estuvo sobre el verde y a partir de ese día ha sido un fijo en el once de Fran Escribá, salvo con motivo de la visita a La Cerámica, cuando las rotaciones le llevaron a ver desde el banquillo el inicio del choque.
Parece no tener techo
5 partidos y 365 minutos cubriendo las espaldas de Fidel y Raúl 'Guti', pero también participando de la construcción del juego de un Elche que crece con el paso de las jornadas y el tinerfeño con él.