ALICANTE. Hace años, Joaquín Sabina escribió acerca de un bulevar de sueños rotos. Un camino con amarguras y con noches en vela. Amarguras como si fueran enfrentamientos frente al Cádiz en el 'play-off'; noches en vela con Luceros y la Segunda División A en la mente.
Es difícil tener perspectiva encarando abril. Comienza una época en la que los equipos colocan entre ceja y ceja sus objetivos finales. Septiembre queda lejos. Aquella racha de cuatro victorias en los cuatro primeros partidos, el gol de Juanjo desde su propio campo en el último minuto frente al Villarreal B o las diez jornadas consecutivas liderando el grupo… Da la sensación de que fue en otra temporada, las cosas han cambiado mucho desde entonces.
Estos siete meses de competición han ido construyendo un proyecto que a principios de abril se sitúa en segunda posición, en un contexto en el que existen factores positivos y también negativos. Da comienzo el último tramo de temporada.
El equipo llega al mismo con una serie de factores a favor. Para comenzar, este curso opositan pocos equipos a los puestos de 'play-off', a falta de siete jornadas los rivales directos están claros: Atlético Baleares, Villarreal B, Cornellà y Lleida (con el Espanyol B de Carlos Castro asomando tímidamente). Esto es una ventaja porque solo uno (como mucho dos) se quedará fuera. Esta circunstancia, teniendo en cuenta la irregularidad y poca fiabilidad de rivales como Villarreal o Lleida, te proporciona una relativa ventaja.