ALICANTE. Puede que a Yacine Qasmi, Iván Sánchez o Tekio les pudiera la presión, pero lo que nadie puede poner en duda es que Iago Herrerín, el portero del Athletic de Bilbao, no tenía siempre al menos un pie sobre la línea de gol como exige la reglamentación cuando los jugadores del Elche disparaban sus penaltis.
El mayor ejemplo de lo anterior pero no el único fue la quinta pena máxima de los franjiverdes, la ejecutada por un Iván Sánchez que no dudó en protestar lo ocurrido al árbitro, el jiennense José Luis Munuera Montero, además de a su asistente, una reclamación que terminó cayendo en saco roto.
Sin VAR