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FÚTBOL | PRIMERA IBERDROLA

El Valencia precisa dar un paso firme y efectivo adelante

  • Foto: LALIGA

VALÈNCIA. La Real Sociedad fue la 'bestia negra' del Valencia CF Femenino la pasada temporada. Arrolladas las blanquinegras en liga y apeadas temprano (y en casa) en la Copa de la Reina, ese curso, el 2018-2019, acabó siendo un descalabro. Octavas a la friolera de doce puntos de las séptimas, precisamente la Real Sociedad, alejadas, por tanto, de la zona noble. Ahora ya see avecina el comienzo de la segunda vuelta de la presente campaña. Y las donostiarras, ante las que el Valencia empató en el estreno liguero (2-2), serán anfitrionas en Zubieta. El marco de desarrollo del curso valencianista urge un cambio y un paso firme y efectivo adelante.

'Finalizada' la primera ronda (si bien es cierto resta la jornada aplazada por la huelga de las futbolistas), el Valencia anda en duodécima posición, con solo trece puntos, fruto de un balance de 3 victorias, 4 empates y 7 derrotas, y estando solo cinco puntos sobre el primer puesto de descenso, la penúltima plaza de la liga que ocupa el Betis (8), cuando el proyecto valenciano, al menos, debiera pujar por las posiciones entre la cuarta y la sexta, que hoy son del Deportivo (24), Athletic (23) y Logroño (23).

El presente ejercicio se construyó desde la llegada al banquillo de Irene Ferreras, procedente del Rayo Vallecano; un avance en la profesionalización de la estructura interna; y la incorporación de nuevas jugadoras como Berta Pujadas (RCD Espanyol), Bea Beltrán (Real Sociedad), María Jiménez (Levante UD), Flor Bonsegundo (Sporting de Huelva), Cara Curtin (Football Femminile Lugano), Viola Calligaris (Atlético de Madrid) y Asun Martínez (Sporting Plaza Argel). Unidas éstas a una plantilla que mantenía a Jennifer Vreugdenhil, Natalia Gaitán, Carol Férez, Zenatha Coleman, Mari Paz Vilas o Sandra Hernández, al tiempo que se velaba por la recuperación de lesionadas de larga duración como Mandy Van der Berg, Paula Nicart o Marta Carro.

El objetivo pasaba por recuperar una posición firme en la zona alta (noble si se quiere), siendo conscientes del potencial económico de Barcelona o Atlético de Madrid, o el paso adelante en ese sentido del Levante, pero pujando por el tramo entre el cuarto y el sexto puesto al menos. El Valencia se había ido acostumbrando a estar entre los mejores, partiendo del periodo que se forjó desde la aparición de su sección femenina tras la génesis con el Colegio Alemán, años de trabajar para ascender a máxima categoría y de luchar luego por la permanencia, a la apuesta del club, siendo clave el trabajo de la Fundación VCF, por construir una plantilla de rango que de la mano de Cristian Toro vivió en el éxito. Etapa semifracturada en la campaña 2017-2018 en clave de identidad de modelo de juego y carácter, que acabó con el quinto puesto; rota el pasado ejercicio; y que con una vuelta por delante es una incógnita en la presente, aunque hasta la fecha pinta en gris oscuro.

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