VALÈNCIA. El Toralín parece un lugar idóneo para que el Levante eleve su récord a 19, cierre la cuarta victoria consecutiva y se mantenga agarrado a las plazas de ascenso directo. La Ponferradina enlaza cinco jornadas sin ganar y el equipo de David Gallego se metió el pasado fin de semana en puestos de descenso tras su empate y la victoria del Racing. Pero Javi Calleja no se fía. No quiere entender de aspirinas para rivales que, hundidos, necesitan una victoria a lo bruto para sumar y calmar dolores de cabeza. "No te puedes relajar, va a ser muy largo y no podemos confiarnos", dijo el técnico. Y la realidad es que, en caso de no salir victorioso de Ponferrada, los granotas podrían perder la segunda plaza en una Segunda División tan competida como cais siempre, pese a que esta temporada tiene un barniz especial.
Eso sí, a pesar de que la parte noble de la tabla se mantiene en un puño y los punteros no fallan, esta temporada no está siendo una excepción en la categoría. Es un habitual. Por eso las relajaciones no son una buena compañía en la división de plata. Un consuelo para Calleja, por si a alguno de sus pupilos se les ocurre meter los pies en agua antes de tiempo, es que el Levante jugará en El Toralín conociendo los resultados de Las Palmas y Eibar, pero habrán de esperar al domingo para saber si Granada y Alavés empujan todavía más desde atrás.
Hace tiempo que los partidos se cuentan por finales para el cuadro de Orriols, por más que una hipotética derrota esta tarde no sería ni mucho menos definitiva en la pelea. Tampoco un triunfo aplastante. Calleja cuenta, eso sí, con la baja importante de Campaña y la nueva de Soldado que ha acabado por engordar una enfermería que parecía limpia de sustos. Sin el centrocampista sevillano -la baja realmente relevante-, el técnico tendrá que inventar un nuevo rol. En su abanico existen varias opciones: un Joni Montiel escorado, alinear a la tripleta formada por Iborra-Pepelu-Pablo, dar la titularidad a Rober Ibáñez o incluso buscar una nueva pieza de ataque con Cantero.
