VALÈNCIA. El Levante sigue hambriento de victorias. La conseguida frente al Sporting deleitó el paladar granota, pero la parroquia del Ciutat no ha terminado de llenar su estómago tras los dos empates ante Andorra y Burgos. Ahora, el equipo en mejor forma de la Segunda División, con diferencia, visita Orriols en el intento de ampliar a cinco sus triunfos consecutivos, algo que al conjunto de Felipe Miñambres le queda demasiado lejos. Por ahora, cinco puntos le separan de la sexta posición, la última de acceso al playoff, y nueve del acceso al ascenso directo. La ostenta precisamente el Elche, que está a nueve y, de conquistar Valencia, se iría a unos doce que ya escocerían (más) en territorio blaugrana.
El Levante necesita florecer y que sea definitivo. La previa del tirunfo ante el Sporting estaba cargada de un aura parecido al de este domingo: un gran rival para una gran versión. Y el equipo lo logró. De hecho, probablemente cuajó la mejor actuación del curso y ganó por la mínima a los asturianos, en un momento dubitativo, a diferencia del Elche de Beccacece. Si el cuadro de Orriols gana también en esta ocasión, podría reducir la distancia y dejar atrás a alguno de los clubes que completan una nube de caminantes por el mismo objetivo. Y de caer o empatar, será el enésimo frenazo en busca de lo que ya es un improbable.
El once que ideará Miñambres esta tarde será atrevido. Precisamente como el que doblegó a aquel Sporting. Se espera que un punta vuelva a ocupar la ofensiva junto a Fabrício y que la dupla Maras-Dela comande la defensiva. En la construcción, Pablo Martínez es inamovible y Lozano podría entrar esta vez de inicio. Algobia da un respiro en la medular pero acaba de recuperarse. Aún así, el técnico levantinista todavía no encuentra su once tipo y acostumbra a introducir cambios en función del rival. Incluso tiende a sorprender como hizo en El Plantío con Xavi Grande. Con las fichas de Felipe todo es posible.