ELCHE. Domingo de Ramos es una celebración importantísima para Elche. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. La insensibilidad de LaLiga con los horarios motivó que la procesión coincidiera con el partido del Elche. Precisamente contra el Albacete a domicilio. El compromiso liguero como visitante más cercano de toda la temporada. A pesar de ello, la afición franjiverde se desplazó en masa al Carlos Belmonte, con más de 1.500 seguidores apoyando a los suyos. Y junto a la hinchada manchega, generaron una atmósfera futbolística de Primera. Sobre el césped, 1-1 en un encuentro trepidante y de alto nivel entre dos conjuntos al alza.
Si echamos la vista atrás, apreciaremos más el presente franjiverde. El pasado domingo, compartí retransmisión con los compañeros de Onda Ilicitana Radio4G, Cristian Egea y José Carrasco. En la previa del partido, el segundo dejó una muy buena reflexión: "En el Domingo de Ramos del año pasado, estábamos jugando contra el Ebro". El Ebro, un equipo de un barrio de Zaragoza. Que juega en un campo donde apenas caben 900 personas y con un césped artificial de calidad bastante mejorable. El Elche, que luchaba por meterse en 'play-off' en Segunda B, arañó un punto con un gol de Gonzalo Verdú en la recta final. Cómo ha cambiado el panorama.
