VALÈNCIA. El Levante se ha lavado la cara. Felipe Miñambres cogió al equipo, lo metió bajó el grifo y enjabonó su mentalidad. Cierto es que los granotas ganaron este domingo al Leganés por la mínima y casi con lo justo. Como también pasara el pasado jueves en Miranda del Ebro, los blaugrana perfectamente pudieron perder puntos en casa de no ser por la bomba que Pablo Martínez dejó caer sobre el Ciutat con un zapatazo inapelable que despertó el partido. Sin embargo, parece haber nacido un nuevo Levante. Un equipo mentalmente limpio, aclarado y listo para vestirse de gala en lo psicológico. No obstante, n lo meramente futbolístico, todavía se aprecian brotes que tendrá que hacer del todo verdes el nuevo técnico.
Y es que Javi Calleja, anunciado en la tarde de este domingo, recogerá del suelo a un equipo con buen sabor. El vestuario nunca se fracturó pese a las mal dadas en el inicio del campeonato, aunque tampoco se unió en torno a la figura de un entrenador al que ahora necesitan adherirse. Aunque las sensaciones sobre el campo no sean impecables tras el interinaje de Miñambres, lo que tiene ante sí Calleja es un equipo esperanzado en su primera experiencia en Segunda División. El madrileño cogerá el volante de un club en la categoría de plata por primera vez en su carrera y con la vitola de ser un técnico enmarcado en el estilo que el director deportivo abandera.