VALÈNCIA. Ningún futbolista en el dique seco. Después de que Fabrício Santos volviese al grupo este miércoles, el Levante tiene la enfermería vacía, todo un hito para la entidad de Orriols que, desde que regresó a Segunda, no conocía tal situación. Si bien es cierto que el extremo brasileño reúne ínfimas opciones de participar en el encuentro de este domingo frente al Almería -incluso de entrar en convocatoria tras casi dos meses fuera de la disciplina de Julián Calero-, ahora mismo el cuerpo técnico no cuenta ningún jugador de primer equipo en el sanatorio. Todos sanos, a excepción de la puesta a punto de Fabrício.
La diferencia es clara si se echa la vista un año atrás. Entonces, con seis jornadas de Liga disputadas, Javi Calleja había cargado con cinco lesiones, incluída la de Pablo Martínez, que en ese momento ultimaba su vuelta tras la grave lesión de rodilla de la temporada anterior. Junto al madrileño, también habían caído Postigo, Róber Ibáñez e Iván Romero -este por una inoportunada patada en el tobillo durante su primera participación como levantinista-, y estaba a punto de sumarse la larga ausencia de Andrés García a esa lista por culpa de un edema óseo en el tarso del pie izquierdo que eternizó su regreso a la competición. En total, cuatro partes médicos.